El pontificado del papa Francisco comenzó el 13 de marzo de 2013 y ha cumplido cinco años. Es el pontífice número 266 de la Iglesia Católica. Todos los papas han vivido momentos críticos del mundo y el planeta, y han tenido que mostrar el camino evangélico para la resolución de problemas materiales de la humanidad, para alcanzar la vida eterna y para impregnar el mundo del mensaje evangélico. El papa Francisco no se ha encontrado una sociedad fácil ni un planeta sin problemas. La prensa, la radio y la televisión nos muestran una realidad lacerante, un mundo capitalista despiadado a escala generalizada, una economía basada en las finanzas que controla a las personas sin piedad para su vidas, una democracia debilitada, guerras sin solución en muchos puntos del planeta, incremento de la brecha entre ricos y pobres, cientos de miles de migrantes sin futuro ante una sociedad que los ignora y un planeta con graves problemas ambientales. No es un mundo fácil el que encuentra el papa Francisco.
Una cuestión relevante ha sido su estilo personal con el que ha llegado a muchas personas. Conozco a un número elevado de jóvenes, alejados de la Iglesia que se ha acercado a sus escritos movidos por la curiosidad sobre qué dice un papa que se muestra tan próximo a las personas y sus problemas. Los católicos creemos que el Espíritu Santo, en cada elección de un papa, inspira al Colegio Cardenalicio para que sea el más adecuado para el momento de la Iglesia, el mundo y el planeta. El papa Francisco, sin duda alguna, es el pontífice que necesita la realidad que vivimos.
La Iglesia ha tenido grandes pontificados y cada papa ha contribuido con sus palabras, sus escritos y su presencia a tratar de conseguir un mundo mejor, pero me resulta inevitable pensar que con el papa Francisco, ante la situación del mundo, su estilo y sus escritos estamos viviendo un momento histórico en la vida de la Iglesia, y que debemos meditar sus mensajes y contribuir cada uno, en su vida diaria, a la construcción del espacio más justo, equitativo y espiritual al que nos invita el papa Francisco.
No quiero acabar esta contribución conmemorativa de cinco años de pontificado sin recordar algunos documentos esenciales del papa Francisco, recordando lo importante que resulta para los católicos leerlos, guardar sus mensaje en nuestros corazones, meditarlos y llevar a la práctica su contenido en cualquier ámbito donde nos movamos. Los católicos no podemos permitir un mundo de continuo descarte y sufrimiento. El papa Francisco ha escrito documentos esenciales como: la Encíclica Lumen Fidei (2013), sobre la fe; la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (2013), sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual; la Encíclica Laudato Si´ (2015), sobre el cuidado de la casa común, es decir, el medio ambiente y el desarrollo sostenible desde la perspectiva del planeta y la persona; la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (2016), sobre el amor en la familia; la Carta Apostólica al concluir el Jubileo Extraordinario de la Misericordia (2016); y su mensajes en la I Jornada Mundial de los Pobres (2017), o en las Jornadas Mundiales para la Paz entre 2014 y 2018, llenas de contenido espiritual y material en relación con migrantes, refugiados, negación de la esclavitud, mensajes hacia la fraternidad y negación de la violencia y la indiferencia. Son cinco años con el papa Francisco y los dirigentes, los gobernantes, los políticos del mundo, los responsables de la economía y las finanzas, especialmente estos, los que tienen capacidad para cambiar cosas deberían leer sus mensajes y llevarlos a la práctica.