Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Comentario
Soy manso y humilde de corazón
Había que colocar un cartel en la parroquia y pidieron propuestas. Alguien sugirió precisamente el nudo del Evangelio del día: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». Probablemente, no hay definición más precisa -y escueta- de una parroquia en el corazón de la ciudad o del pueblo: el lugar donde descansarse en Dios, el hospital de campaña donde el Médico de las almas lava las heridas y cura las cicatrices, la verde pradera en que el Buen Pastor hace recostar a su grey, la fuente tranquila de donde beber el agua viva que sacia toda la sed y calma todas las ansias. La próxima vez que estés en misa, mira a derecha e izquierda y, aun sin saber nada de las vidas respectivas de los hermanos en Cristo, estarás contemplando un catálogo de cansados y agobiados que un día decidieron buscar el alivio del Señor. ¿Por qué no dar ese paso?