A pesar de que Las nieves del Kilimanjaro se estrenó hace unos cuantos años, en 2011, el mensaje del filme sigue siendo novedoso. Y eso que su director, Robert Guédiguian, es un hombre de costumbres. Lo es en primer lugar porque este marsellés de 64 años contó una vez más con sus actores de cabecera, para interpretar una deliciosa historia llena de realismo y naturalidad.
Y además porque Guédiguian es también un director costumbrista. Vinculado en su juventud al partido comunista, su cine ha ido evolucionando hacia postulados sociales que reflejan sus preocupaciones vitales. Suele dibujar retratos de la sociedad actual y de la familia moderna pero, como en los buenos platos, en su filmografía predomina el buen sabor de boca final más allá de la protesta y el picante. “Las nieves del Kilimanjaro” es una cinta especialmente lograda en este sentido, donde compromiso social y optimismo se dan la mano a través de un guión que tiene mucho de fábula moral.
Michel (Jean-Pierre Darroussin), el protagonista, ha dedicado su vida entera al sindicato. Marie-Claire (Ariane Ascaride), su mujer, a la familia. Pero un hecho fortuito les hace comprender que ni las ideas, ni la preocupación por la propia familia, ni una cómoda jubilación son suficientes para dar sentido a sus vidas. Les hace falta algo más.
Y así, en un torbellino de medias verdades, autojustificaciones y remordimientos, ambos se dan de bruces con el Amor. No el amor monodosis que se dispensa en series de streaming, ni el amor de escaparate que se ve con alta frecuencia en Facebook. Sino un Amor-Caridad con mayúsculas, novedoso, que invita a una entrega sin reservas pero que no evita a los protagonistas experimentar su propio calvario. Un tránsito doloroso que incluye la incomprensión de unos hijos que no miran más allá de sus narices, el abandono de una madre que busca el amor donde no puede encontrarlo, la pasividad de una novia que ama con reservas… Y todo ello atravesado por una lucha interna para perdonar y perdonarse.
No se ha de confundir este largometraje con su homónimo de 1952, basado en los relatos de Hemingway e interpretado por Gregory Peck. Aquí estamos ante un filme social a pie de calle, algo pausado, pero sabroso y sorpresivo. Inspirado en el poema La gente pobre de Víctor Hugo, cuenta en su banda sonora con un intencionado y oportuno Kyrie, correspondiente a la Misa en do menor de Mozart. Estrenado en el Festival de Cannes y premiado en la Seminci, Las nieves del Kilimanjaro nos presenta sobre todo una historia que eleva al hombre a lo más alto.
Guillermo De Lara