El Papa Francisco ha escrito recientemente (25 de marzo de 2019) la Exhortación Apostólica Christus Vivit, Cristo Vive, dedicada a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios. Vamos a continuar realizando comentarios sobre la misma debido a su trascendencia. En el capítulo segundo del documento, denominado Jesucristo siempre joven, podemos encontrar dos apartados que vamos a analizar. En el apartado Una Iglesia que se deja renovar, el Papa Francisco manifiesta que: “Pidamos al Señor que libere a la Iglesia de los que quieren avejentarla, esclerotizarla en el pasado, detenerla, volverla inmóvil. También pidamos que la libere de otra tentación: creer que es joven porque cede a todo lo que el mundo le ofrece, creer que se renueva porque esconde su mensaje y se mimetiza con los demás”. Y más adelante en el mismo párrafo de la Exhortación Apostólica (35), dice el Papa, refiriéndose a la Iglesia: “Es joven cuando es capaz de volver una y otra vez a su fuente”.
Los que trabajamos con jóvenes sabemos el evidente alejamiento de la Iglesia que existe en una parte sustancial de nuestra juventud. Estoy convencido de que tenemos una juventud magnífica a la que hay que orientar y educar, una juventud con demasiados distractores sometida a mucha confusión en una sociedad que busca convertir a los jóvenes en máquinas indiscriminada de consumo sin posibilidad de discernimiento. Un discernimiento al que llama el Papa Francisco continuamente. El Papa invoca la fuente de la Iglesia, el Evangelio. Muchos jóvenes leen el Evangelio, otros muchos no. Hay mucho que trabajar y los que trabajamos con jóvenes tenemos una responsabilidad que no hay que eludir: explicar a los jóvenes el mensaje revolucionario del Evangelio de Jesús.
Por ello, el Papa Francisco, en el apartado de Christus Vivit que lleva por título Una Iglesia atenta a los signos de los tiempos, expone que “Para muchos jóvenes Dios, la religión y la Iglesia son palabras vacías, en cambio son sensibles a la figura de Jesús, cuando viene presentada de modo atractivo y eficaz”. El Evangelio de Jesús podría ser muy atractivo incluso a jóvenes ateos o agnósticos, o bien alejados por diversas razones de la Palabra. Dice el Papa que la Iglesia “no debe estar pendiente de sí misma sino que refleje sobre todo a Jesucristo”. Nuestro Evangelio debe generar alegría, lo dijo el papa en Evangelii Gaudium, y facilitar el discernimiento en el mundo actual con una lectura meditada del mismo. Para el Papa: “La Iglesia necesita también recoger la visión y aún las críticas de los jóvenes”.