Santa Teresa de la Cruz (B)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (25, 1-13):

El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.
Pero a medianoche se oyó un grito: ‘Ya viene el esposo, salgan a su encuentro’.
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
Las necias dijeron a las prudentes: ‘¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?’.
Pero estas les respondieron: ‘No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado’.
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’,12 pero él respondió: ‘Les aseguro que no las conozco’.
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.

Comentario

No tengáis miedo

«No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma». El Evangelio de hoy nos brinda una preciosa oportunidad de meditar esta frase considerada a la luz de la fiesta que indica el santoral de la jornada: santa Teresa Benedicta de la Cruz, de nombre secular Edith Stein, carmelita descalza del siglo XX, que el Papa San Juan Pablo II elevó a los altares en 1998. Nacida en una familia judía, filósofa reputada y atea confesa, una crisis de fe la llevó al carmelo tras convertirse. Confesó a Jesús delante de los hombres a través de maravillosos escritos místicos y eso, que le habrá valido la gloria eterna, no fue suficiente para esquivar una muerte horrible en la cámara de gas apresada como judía por los nazis. La barbarie antisemita de aquel régimen cruel mató su cuerpo, pero no su alma como evidencia la fiesta que hoy celebramos en honor de quien tiene bajo su patronazgo a la vieja Europa. No tengáis miedo. «Tened ante todo al que puede hacer perder alma y cuerpo en el infierno».

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