Seguimos comentando, por su trascendencia en el momento actual, la Exhortación Apostólica Christus Vivit, Cristo Vive, dedicada a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios. Me resulta atractivo el título. Podría haber sido dirigida solo “a todo el pueblo de Dios”, pero el Papa Francisco decidió incluir a los jóvenes de forma explícita en ese recordatorio de que Cristo Vive.
El Papa Francisco habla en el documento de algo que, si bien afecta a todo el pueblo de Dios, tiene incidencia especialmente con los jóvenes: el ambiente digital. Nadie puede dudar de las enormes ventajas que tiene para el avance del conocimiento y con ello la mejora de la sociedad del mundo el mundo digital y el especialmente el acceso a la información. Sin embargo también hay sombras, profundas sombras. El Sínodo manifiesta que “se vive en una cultura ampliamente digitalizada que afecta de modo muy profundo la noción de tiempo y espacio, la percepción de uno mismo, de los demás y del mundo, el modo de comunicar, de aprender, de informarse, de entrar en relación con los demás.
El documento de los Obispos, expone el Papa en la Exhortación Apostólica, nos trasmite que: “Los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales auténticas”. El dinero en juego en relación con la digitalización del mundo hace que, de acuerdo con el Papa Francisco, se realicen formas de control tan sutiles como invasivas creando mecanismos de manipulación de las conciencias, con grave incidencia en los jóvenes, y del proceso democrático. Una democracia quebrada es un grave riesgo para el bien común. La consideración de los mecanismos, sutiles o no, de manipulación resulta relevante ya que los circuitos cerrados de información en plataformas de iguales exentas de debate entre puntos de vista favorecen la expansión de posverdades y fake news, confundiendo especialmente a los jóvenes y también a todo el pueblo de Dios. A pesar de todo lo bueno del mundo digital, dice el Papa que “avanzamos en una cultura que ha perdido el sentido de la verdad y somete los hechos a intereses particulares”.
Para el Papa Francisco “la inmersión en el mundo virtual ha propiciado una especie de migración digital, es decir, un distanciamiento de la familia, de los valores culturales y religiosos, que lleva a muchas personas –pensemos en los jóvenes hoy- a un mundo de soledad y de autoinvención”. Y nos avisa el Papa Francisco como conclusión que: “La vida nueva y desbordante de los jóvenes, que empuja y busca autoafirmar la propia personalidad, se enfrenta hoy a un desafío nuevo: interactuar con un mundo real y virtual en el que se adentran solos como en un continente global desconocido”. El Papa habla del acompañamiento, debemos ayudar a los jóvenes porque de acuerdo con el Papa “los jóvenes de hoy son los primeros en hacer esta síntesis entre lo personal, lo propio de cada cultura, y lo global”. Todo un reto no olvidar la propia cultura, nuestras raíces y valores, y realizar una aproximación sincrética entre lo personal y lo global. Y no olvidemos nunca, y debemos transmitírselo a los jóvenes, el camino evangélico, un mensaje que nos debe dar luces ante los retos, contingencias y tribulaciones, así como de pérdida de valores trascendentes, de un mundo en crisis, una crisis que afecta en gran medida a los jóvenes. Y no olvidemos la incidencia en la salud de los jóvenes que tiene el intenso de móviles y tabletas, no solo por aspectos posturales o de articulaciones, sino también y es muy grave por la contaminación electromagnética a la que están sometidos como peaje por su inmersión en un ambiente digital global.