Alas Blancas

Marc Forster es un director alemán que se caracteriza por ese toque humano que imprime a algunas de sus producciones como El peor vecino del mundo, Christopher Robin, Descubriendo Nunca Jamás (sobre la vida del autor de Peter Pan) o Cometas en el cielo.

Esta idea se refleja de manera clara en el caso de Alas blancas, en la que se denuncia el problema del bullying de esos “graciosetes” o “matones” de instituto más bien cobardes que se burlan, agreden o hacen daño a sus compañeros, haciéndoles sufrir y pasar un auténtico calvario.

El citado realizador centroeuropeo nos cuenta en Alas blancas una historia que gira en torno a una abuela que le cuenta a su nieto (delincuente en potencia) que fue acogida en un pueblo francés, ocupado por los nazis, donde pasado y presente se conjugan para indicar cuál es el camino correcto.

Este director adapta una novela y cómic (la historia de Julián) de RJ Palacios, una escritora con el buen fondo que le caracteriza, especializada en literatura juvenil. Se trata de una autora recordada por Wonder, que tuvo también una notable adaptación cinematográfica, protagonizada por Owen Wilson y Julia Roberts.

Sin ser una maravilla, la película se deja ver, a pesar de lo trillado del tema con un homenaje al cine clásico, bastante original cuando los protagonistas se trasladan con la imaginación en un coche abandonado a las calles de París; de Nueva York o imitan al mítico actor de cine mudo Charles Chaplin, conocido como Charlot. Otro punto positivo de esta producción es el montaje, así como una fotografía original y sugerente.

Este largometraje no justifica a los acosadores, sino que, a través de la impresionante voz de perfecta dicción de Helen Mirren en la versión original, muestra cómo una experimentada mujer puede ser el acicate para cambiar el corazón de las personas,

El chico minusválido es un ejemplo de lucha, valentía y bondad ante la adversidad, definida de modo esclarecedor en la frase pronunciada por la abuela: “Cuando la bondad puede costarte la vida, se convierte en milagro”, mientras que la chica nos recuerda que los talentos deben ponerse al servicio de los demás para que fructifiquen.

Otro gesto de gran belleza es aquel que tiene que ver con la generosidad ante una situación límite que pone en alza lo mejor del ser humano. Por otra parte, el valor de la acogida queda patente en varias escenas implícitamente evangélicas.

Víctor Alvarado (pantalla90.es)

 

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