¿Amistad? o ¿Soledad?
Pasados los días festivos , a golpe de contraste y vertiginosamente, enfilando las salidas veraniegas con ilusión y necesidad, me pregunto qué nos hace movernos de esta manera. Entre los conceptos talismán que más se usan hoy día están el de la soledad y la amistad, a veces, de forma contrapuesta injustamente, creo que por un exceso de ignorancia. Durante las fiestas hemos visto correr en un kilómetro cuadrado a casi un millón de personas casi todas en grupo, y, presumiblemente, eran grupos de amigos.
El ensayista español Ortega y Gasset escribía : “ una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo”. Y el propio Cristo usó como expresión de su cariño a sus apóstoles, el que eran sus amigos porque todo lo que ha oído a su Padre se lo dio a conocer.
Qué es la amistad
¿Qué es la amistad? ¿Simple simpatía, compañerismo, camaradería? La amistad es una de las más altas facetas del amor. No busca satisfacer las propias necesidades ni llenar el vacío que no sabemos gestionar en soledad, a estar solo se aprende en presencia de la madre cuando somos pequeños y es una de las mayores fuentes de creatividad y conocimiento de uno mismo y presencia de Dios, Dios aparece en el silencio y la soledad. Aristóteles definía la amistad como querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo. Laín Entralgo la definía así: «La comunicación llena de amor entre dos personas, en la cual, para el bien mutuo de éstas, se realiza y perfecciona la naturaleza humana».
Por tanto, en la amistad el uno y el otro dan lo que tienen, lo que hacen y, sobre todo, lo que son. Esto supone la renuncia a dos egoísmos y la suma de dos generosidades. Supone, además, un doble respeto a la libertad del otro. La amistad verdadera consiste en dejar que el amigo sea lo que él es y quiere ser, ayudándole delicadamente a que sea lo que debe ser.
La verdadera amistad requiere ser libre y la libertad , a su vez, requiere responsabilidad, quizás por eso la verdadera libertad dé miedo a muchas personas, cuando es el mayor don que hemos recibido.
Los pilares de la amistad
Seis pilares sostienen la verdadera amistad, según Martín Descalzo en su libro “Razones para el amor”:
El respeto a lo que el amigo es y como el amigo es.
La franqueza, que está a media distancia entre la simple confianza y el absurdo descaro. Franqueza como confidencia o intimidad espiritual compartida.
La generosidad como don de sí, no como compra del amigo con regalos.
Aceptación de fallos.
Imaginación, para superar el aburrimiento y hacer fecunda la amistad.
La apertura.
Sin duda Jesús fue, es y será el mejor amigo, el que nunca falla, hasta el extremo de quedarse con nosotros para siempre. Si alguien que lea esta página se siente una isla ya sabe que hay un Amigo esperándole.
¿Sabemos realmente ser amigos?
Mª Auxiliadora Sinquemani, seglar.