«He hecho el retiro de Emaús y para mi ha supuesto un reencuentro con Dios en las Tres Personas. Por una parte te encuentras a Jesús que te espera con los brazos abiertos, es como un hermano mayor, te encuentras con el amor de Dios, hayas hecho lo que hayas hecho, allí está, esperándote como la Parábola del Hijo Pródigo. Él te acompaña y te reconforta y eso es fantástico. También te encuentras con el Espíritu Santo, con quien no estamos acostumbrados a invocar. Sabemos como actúa, pero invocarlo, lo hacemos pocas veces y es bien importante hacerlo para poder tener discernimiento en muchas de las cosas que nos toca hacer en la vida; además te encuentras con una cosa importantísima que es la comunidad de gente que piensa como tú y cree en lo mismo que tú y eso y eso reconforta muchísimo, por que si estás algo alicaído pues viene alguien, te da una palmada, te anima y te sube el espíritu, o si te hacen una sonrisa y te dan un abrazo, pues ese abrazo y esa sonrisa sabes que son de verdad, no son nada interesadas y eso es muy importante para seguir tu camino en la fe, acompañado, porque uno solo no llega muy lejos.
Descubres también la oración y eso es importantísimo, el estar en paz con uno mismo, encontrar esa paz que te da orar uno solo ante un Sagrario, muchas veces rezando lo que sabemos rezar y otras veces simplemente silencio, dejando que Dios actúe. En la fe no quiero deciros lo que supone hacer un retiro como éste, en la fe es si tienes un rescoldo te lo aviva, si tienes un leño te lo enciende, es como echar gasolina al fuego, realmente te lo enciende y te hace entender que no estás solo, que Dios está ahí n la trascendencia en tu vida está ahí, que él te ha estado acompañando siempre».