Se acaba de estrenar en España y se ha convertido en la película más taquillera de la historia de Turquía. Ayla: La hija de la guerra se desarrolla en su mayor parte durante la llamada Guerra de Corea, iniciada cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur el 25 de junio de 1950. Los Estados Unidos acudieron en ayuda de Corea del Sur para repeler la agresión, y a ellos se sumaron las tropas turcas y de otros países.
El filme reconstruye un emotivo episodio protagonizado por el sargento turco Süleyman, un competente y apuesto suboficial que es destinado a Corea del Sur al comienzo de la contienda. A raíz de una escaramuza, Süleyman encontrará a una niña coreana medio congelada y sola. Desnutrida, asustada y al borde de la muerte, la niña atrapa el corazón del sargento, que arriesga su propia vida para salvarla. No conociendo su nombre e incapaz de comunicarse con ella, Süleyman la llamará Ayla, en recuerdo de la luna en la fatídica noche en la que se encontraron. Los dos formarán un vínculo instantáneo e inseparable y Ayla irrumpirá en la vida de los soldados de la brigada turca como un soplo de alegría, iluminando los oscuros tiempos de la guerra. Pero, ¿qué ocurrirá cuando termine el conflicto? ¿Podrán seguir juntos?
El guion enriquece la trama principal, resumida en el párrafo anterior, con varias atractivas subtramas: la relación de Süleyman con su prometida, con su familia, con sus jefes, con sus amigos… Situaciones que son mostradas con una delicadeza exquisita, con altura de miras en el enfoque de los dilemas éticos, y una natural presencia de la fe religiosa del protagonista. Por otro lado, se nota que el director, Can Ulkay, ha dispuesto de un generoso presupuesto, patente sobre todo en la brillantez de las escenas bélicas y en la elección de unos actores excelentes, entre los que hay que incluir a la pequeña Kim Seol, sorprendente y encantadora en su papel de Ayla.
Ayla: La hija de la guerra que distribuye en nuestro país European Dreams Factory, fue seleccionada para representar a Turquía en los premios Oscar 2018. Los productores desean que este filme ofrezca “consuelo al mundo de hoy, a través de escenas llenas de amabilidad, de compasión y amor por los demás. Saturados como estamos a diario de imágenes de crueldad, de barbarie, de odio racial, de maquinaciones políticas, de codicia y deshonestidad absoluta, nuestra película quiere mostrar que la esperanza nunca muere cuando hay personas buenas que, como Süleyman, dan sin esperar nada a cambio.”
Juan Jesús de Cózar