Gracias a Dios llegan las tan ansiadas vacaciones que muchos necesitamos para cargar pilas y continuar nuestro camino aportando, siempre, lo mejor de nosotros.
¿A que todos queremos un buen verano?
Por supuesto que sí… y el descanso es sano.
Recordemos: Dios creo el cielo, la tierra, los animales, al hombre y al séptimo día vio que todo era bueno y descansó. Estas son palabras mías pero las Escrituras nos instruyen en la Creación en los primeros capítulos del Génesis. Léelo con tranquilidad y entenderás la santificación del descanso.
¿Pero, en este tiempo de vacaciones, cuáles serán los mejores deberes que tenemos que hacer para que se cumplan los deseos que tenemos en nuestro corazón?
Aquí te presento los deberes que a mí, por experiencia, me sirven para conseguir llegar al final de las vacaciones sintiendo paz y felicidad en mi corazón; sabiendo que este tiempo también han sido unos días de saber ser cristiana en todos los momentos y de intentar que Dios me dé su propia Felicidad que es lo más grande que podemos desear .
1º de los deberes: Tiempo para la naturaleza.
¿Quién no se para a contemplar un amanecer o puesta de sol y su corazón experimenta serenidad, alegría, confianza, grandeza, belleza, lealtad,… y tantas otras cosas y sensaciones? Y yo me pregunto ¿Por qué? Y la respuesta es, Dios me ha creado por Amor y para el amor y me ha dado toda la naturaleza para que al contemplar esta maravilla me encuentre con Él, ya que toda ella me habla de su creador, Dios, y por ello tengo que ser agradecida y alabarlo en ella.
Aprovechemos estas salidas que se nos brindan muchas veces en vacaciones, para ser agradecidos por la grandeza de la naturaleza y el derroche de Amor que Dios ha tenido dando a cada hombre, a cada mujer, la oportunidad de su contemplación y disfrute.
Mira una noche al cielo y contempla las estrellas, al igual que ellas nos dan luz en el firmamento, Dios ilumina nuestra vida para que seamos plenamente felices.
2º de los deberes: Tiempo para la familia.
Las vacaciones es un tiempo de algo más de descanso que el resto del año, por ello, disfrutemos de esas personas que tenemos a nuestro lado cada día, de esas personas que nos aman, nos comprenden, que están para las “duras y las maduras”, ¡Disfrutemos de nuestra familia!.
Cuando digo familia englobo esa palabra a nuestra pareja, hijos, padres, hermanos… de todos los que tenemos a nuestro lado. Muchas veces queremos entregarnos a personas que están alejadas, que lo debemos hacer y es una obligación moral, y olvidamos a los más cercanos. Amemos, ofrezcamos tiempo de calidad, disfrutemos, compartamos con nuestras familias, con los cercanos. Esos que, a veces por estar tan cerca, se nos pasa desapercibida su existencia y presuponemos que no nos necesitan.
Un beso, un abrazo, una escucha activa, una sonrisa a todos nos viene bien y nos ayuda a encontrar la Felicidad con mayúsculas, a Dios a nuestro lado. ¿No te ha pasado alguna vez que esa comprensión de tus padres o ese consejo de algún familiar te ha dado la luz que necesitabas para encontrarte bien?.
¡Animo los deberes siguen!
3º de los deberes: Tiempo para relajarnos, formarnos, querernos y dejarnos querer por Dios.
¿Quién no experimenta estrés en su vida? Esto como en el Evangelio nos dice Jesús…»Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra». Pues aprovechemos estos momentos para leer un buen libro, buenos materiales que nos formen en una buena sabiduría humana y espiritual, busquemos tiempo para relajarnos, tiempo para encontrarnos con nosotros mismos.
Qué pena experimentamos cuando vemos en la televisión o en las redes sociales que en este tiempo de vacaciones se abandonan animales…también nos debe dar pena y producir tristeza en el corazón cuando abandonamos al Señor. El mayor regalo que nos ha dejado es quedarse en la Eucaristía, para que le tengamos a nuestro alcance cada vez que acudimos a ella. Os puedo decir que no se puede empezar mejor un día de vacaciones que desayunando en una Buena Mesa: la de la Palabra y la Eucaristía.
Aprovechemos estos días para tener más tiempo para nosotros y para Dios. Él es nuestra roca firme, el faro de nuestra vida, el capitán que nos lleva siempre a buen puerto. Acudamos a Él para vivir unas felices vacaciones y encontrémonos con Él y con nuestra Madre la Virgen en la oración personal de cada día. El rezo de un Rosario por la orilla de una playa o por la montaña es la mayor píldora de tranquilidad y bienestar que podemos tomar.
Haz estos deberes y verás qué buenas vacaciones vas a disfrutar, atrévete y nos vemos a la vuelta en septiembre …