“Te miro en esa Cruz, Señor, y al verte
siento nacer en mí la confianza,
pues con tu muerte mi perdón se alcanza,
oh Santo Cristo de la Buena Muerte.
Mucho tardé, Señor, en comprenderte
y en escuchar el grito de esperanza
que en tibia sangre nueva de alianza
por tu costado redentor se vierte.
¡Levántate!, Tu voz, desde la herida
que torpemente mi abandono ha abierto
puebla la soledad de este desierto
al que arribé en la noche de mi huida.
Y he tenido, Señor, que verte muerto
para encontrar la verdadera vida”.
Es un anuncio de la Cuaresma estos días la Parroquia de San Julián, con motivo del Quinario al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, obra de Antonio Castillo Lastrucci en el año 1937, bendecida el 3 de abril de 1938 en la Iglesia de San Luis de los Franceses, donde la Hermandad se alojaba en aquellos momentos. Este Cristo sustituyó al antiguo Cristo del siglo XVII, que junto con las demás imágenes de la Hermandad se perdieron en el incendio que sufrió la Parroquia de San Julián en el año 1932.
Fue en 1995, tras años residiendo en otras parroquias, cuando esta Hermandad volvió a salir de la Parroquia de San Julián, la cual había estado cinco años en obra, restaurándose del cruel incendio. Y es esta semana cuando volvemos a contemplar la belleza de esta Hermandad en los cultos que rinde a su Santísimo Titular.
Así pues, desde el pasado lunes 27 de enero al viernes 31 la Hermandad de la Hiniesta celebró Solemne Quinario en honor al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, con el siguiente orden de cultos: Rezo del Santo Rosario, meditaciones del Quinario y aanta Misa ocupando la sagrada cátedra D. Alfredo Morilla Martínez, párroco de Nuestra Señora del Reposo.
El sábado 1 de febrero la Hermandad celebró devoto víacrucis presidido por el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, siendo el primero del año que desarrollan las Hermandades de penitencia por las calles de la ciudad.
En el recorrido el Santísimo Cristo de la Buena Muerte entró en el convento de Santa Paula, Santa Isabel y San Cayetano y fue recibido por las comunidades religiosas, que rezaron una estación del piadoso ejercicio del víacrucis. La Real Hermandad Servita los recibió también en su capilla, así como la Parroquia de San Marcos.
El domingo 2 de febrero esta Hermandad celebró Solemne Función a las 12:00 horas, tras la cual el Santísimo Cristo de la Buena Muerte quedó expuesto en devoto Besapiés, que finalizó con el rezo del Santo Rosario por los hermanos difuntos.
La imagen del Cristo de la Buena Muerte procesiona en la tarde del Domingo de Ramos junto con la Virgen de la Hiniesta, Titular de la Hermandad. El alcalde y varios miembros de la corporación municipal acompañan a esta hermandad en su recorrido procesional al ser la Virgen de la Hiniesta Gloriosa Patrona del ayuntamiento. El Cristo lleva en su paso la imagen de la Magdalena a los pies. Esta iconografía muy habitual en otros tiempos, ha quedado relegada actualmente a esta Hermandad como único ejemplo que se conserva en la Semana Santa de Sevilla.
Esta Hermandad volcada en la caridad desarrolla el Proyecto Caridad Madre Hiniesta desde el cual realiza:
- Atención y seguimiento a hermanos y familias que han solicitado ayuda para superar situaciones de carencias y precariedad socio-económica.
- Imparte clases particulares a niños y jóvenes que necesitan un refuerzo de aprendizaje de las asignaturas escolares básicas y que se encuentran en situación de riesgo de exclusión.
- La Hermandad mantiene acuerdos con entidades y asociaciones sin ánimo de lucro con programas de acción social que realicen su labor de forma preferente en su entorno: Asociación Red Madre, Ángeles de la Guarda, Asociación de Esclerosis lateral Amioatrófica, Cáritas de la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria y Blanca Paloma, Cáritas de San Julián, Convento de Santa Isabel, Comedor del Pumarejo, Colegio San Cayetano.
Es una Hermandad que ha sabido superar a lo largo de su historia todo tipo de contratiempos, porque el amor a Cristo y a su Santísima Madre les ha ayudado a superar dificultades y les ha hecho llegar hasta nuestro días confiados de que el espíritu de Dios los ha acompañado e iluminado siempre: “ El Espíritu habita en la Iglesia y el corazón de los fieles como en un Templo…guía a la Iglesia a toda la Verdad… como la fuerza del Evangelio rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a la unión con su Esposo” ( Lumen Gentium nº 4).
Mª Carmen Hernández.