LA ARTESANÍA DE LA PAZ Y LA IMPORTANCÍA DEL PERDÓN
El capítulo 7 de la Encíclica subraya que la paz está ligada a la verdad, la justicia y la misericordia. Lejos del deseo de venganza es “proactiva” y tiene como objetivo formar una sociedad basada en el servicio a los demás y en la búsqueda de la reconciliación y el desarrollo mutuo. En una sociedad todos deben sentirse “en casa” –escribe el Papa-. Por esta razón la paz no da tregua y no termina nunca, y por tanto es necesario formar a la persona humana, su dignidad y el bien común en el centro de toda acción. Ligado a la paz está el perdón: se debe amar a todos sin excepción. El perdón no significa impunidad, sino justicia y memoria, porque perdonar no significa olvidar, sino renunciar a la fuerza destructiva del mal y al deseo d venganza.
Una parte del capítulo 7 se detiene en la guerra y subraya que toda guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, “una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal.” Además, debido a las armas nucleares, químicas y biológicas que golpean a muchos civiles inocentes, hoy en día ya no podemos pensar en “guerra justa”. La eliminación total de las armas nucleares es “un imperativo moral y humanitario”. El Papa nos sugiere –con el dinero del armamento, debería crearse un Fondo Mundial para eliminar el hambre.
Francisco expresa también claramente su oposición sobre la pena de muerte: es inadmisible y debe ser abolida en todo el mundo. “Ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal y Dios mismo se hace su garante”. De ahí dos exhortaciones: no ver el castigo como una venganza, sino como parte de un proceso de sanación y reinserción social, y mejorar las condiciones de las prisiones, respetando la dignidad humana de los presos, pensando también que la cadena perpetua “es una pena de muerte oculta”.
Se reafirma la necesidad de respetar “la sacralidad de la vida” allá donde hoy “partes de la humanidad parecen sacrificables”, como los no nacidos, los pobres, los discapacitados, los ancianos.
Sor Sonia Cosido y Sor Cristina Fernández
Religiosas Teatinas