¿Conoces estas enseñanzas de Santo Tomas de Aquino?
Santo Tomás de Aquino es un brillante y reconocido filósofo y teólogo medieval, Doctor de la Iglesia, patrón de los estudiantes y las universidades y escuelas católicas.
Se pasó la vida sumergido en libros, pero a la vez fue muy humano. De familia noble y formación exquisita, siendo un niño fue enviado a estudiar al famoso monasterio de Montecassino.
Permaneció allí hasta pasada la adolescencia. Pero a pesar de que a su familia hizo todo lo que pudo por evitarlo, se hizo dominico: sí, un pobre fraile predicador itinerante.
Físicamente era un hombre alto y corpulento aunque solía mostrarse taciturno y silencioso. Por eso algunos le llamaban el «buey mudo». Tenía una mente prodigiosa y era conocido por su sencillez, su humildad y su bondad. Escribió grandes libros que se han convertido en clásicos, entre ellos la Summa Theologica, que ha ayudado a muchas personas a creer en Dios con sus profundos argumentos a favor de su existencia.
Hoy en su día, compartimos algunas reflexiones para orar y practicar:
- Llevar a los hombres a la verdad es el mayor beneficio que se puede prestar a los demás.
- La santidad no consiste en saber mucho, meditar mucho, pensar mucho. El gran misterio de la santidad es amar mucho.
- Cuanto más un ser se aparta de Dios más se acerca a la nada. Pero cuanto más se aproxima a Dios, tanto más se distancia de la nada.
- Paciente no es aquel que no ve el mal, sino aquel que no se deja dominar por la tristeza.
- Nunca toques una herida que no puedas curar.
- La oración dominical (padrenuestro) es la más perfecta de las oraciones. En ella no sólo pedimos todo lo que podemos desear correctamente, sino aquello según el orden en que conviene desearlo. De modo que esta oración no sólo nos enseña a pedir, sino que ordena también todos nuestros afectos.
- La esperanza cristiana es la espera adecuada de la felicidad eterna.
- La oración es necesaria no para que Dios conozca nuestras necesidades, sino para que conozcamos la necesidad que tenemos de recurrir a Dios, para recibir oportunamente las ayudas de la salvación.
- El bien de Cristo es comunicado a todos los miembros, y esa comunicación se hace a través de los sacramentos de la Iglesia.
- No pongas en duda si es o no verdad, acepta con fe las palabras del Señor, porque Él, que es la verdad, no miente.
Fuente: Aleteia