Sergio Domínguez es profesor de instituto y asiduo de la Pastoral Juvenil y Universitaria. Cuando decretaron el estado de alarma y el confinamiento le «cogió por sorpresa», según comenta, y sintió que no podría hacer nada encerrado en casa.
Sin embargo, «el Espíritu Santo aletea y va soplando iniciativas» que le ayudaron a encontrarse consigo mismo, con el otro y con Dios. Iniciativas desarrolladas principalmente por la Pastoral Juvenil de Sevilla como el rezo del rosario por Skype, la Pascua Joven online y un cineforum desde casa.
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«Cuando no podíamos ir físicamente a la iglesia notaba fuertemente la comunión de los santos»
Convertir la adversidad en oportunidad
Este tiempo de confinamiento, como a todos, me cogió de sorpresa. Soy profesor y de un día para otro nos dicen que se han acabado las clases presenciales y que tenemos que estar en casa delante de un ordenador, sin saber cuánto tiempo durará ni cómo lo haríamos.
Yo trabajo cerquita de mi familia, pero vivo fuera de casa, así que decidí volver. De repente vuelves a convivir con todo eso, sin poder salir, sin saber qué va a pasar en el futuro. Y, por otro lado, yo que soy tan activo pastoralmente parecía que no podía hacer nada. Pero, como me gusta decir, el Espíritu Santo aletea y va soplando iniciativas que van ayudando.
La primera fue el rezo del Santo Rosario. Yo reconozco que no era un habitual, sin embargo, ha sido para mí un antes y un después. Empezamos algunos jóvenes por Skype de forma natural, rezando por las tardes, y poco a poco se fue creando una comunidad en la que íbamos compartiendo la propia vida. Ese rosario se convirtió en postrosario, rezos por los enfermos, por cada una de las situaciones que íbamos viviendo, rezo de vísperas, laudes y completas…todo nos hacía más comunidad.
Otra iniciativa fundamental surgida de la Diócesis de Calahorra, en la Rioja, ha sido el Tierra Santa Challenge, una oportunidad en la que cada día nos proponían un reto para ir conociendo Tierra Santa de forma virtual. Concretamente, tenías un pequeño vídeo en el que te explicaban el lugar, con un testimonio y una propuesta orante para ir recorriendo esos santos lugares.
Llegó como una de las miles de propuestas que había y ha ido calando en cada uno de nosotros, porque verdaderamente ibas haciendo ese camino. Pero no se quedó ahí, sino que después del éxito continuó con el Lourdes Challenge y el Camino de Santiago, con el que nos proponen andar un poco cada día e ir recorriendo espiritualmente este camino que tan familiar nos es.
El momento culmen fue la Semana Santa que, sin duda, sería muy diferente. Y lo fue, porque pudimos vivir la Pascua Joven. Fue incluso mejor de lo esperado. Parece que cuando uno no está en la iglesia, o compartiendo con los demás, el Señor está lejos, pero no; el Señor está muy presente. De hecho, cuando no podíamos ir físicamente a la iglesia notaba fuertemente la comunión de los santos, esa comunión espiritual que hacía pareciese que recibiese al mismo Cristo. Todas las iniciativas que llevamos a cabo en Semana Santa nos hicieron vivirla verdadera y auténticamente.
Además, hemos ido desarrollando otras propuestas como la lectura comentada de los Hechos De Los Apóstoles, un cine fórum los viernes por la noche, charlas formativas que se han ido actualizando desde la Pastoral Universitaria y, sobre todo, en tantas conversaciones que han ido haciéndonos crecer personalmente y con el hermano. Sin duda, cuando uno se encuentra con Dios lo hace a través del otro. Y, a pesar de la distancia, gracias a los medios tecnológicos, hemos tenido la oportunidad de estar muy cerca unos de otros. Por tanto, estar encerrados se ha convertido en una oportunidad que nos ha puesto Dios para encontrarnos con Él.
Actualmente parece que la cosa empieza a cambiar, que volvemos a esa vieja o nueva normalidad…no lo tenemos claro. Yo sí tengo claro que esto ha sido un paso de Dios, ya que, después de la pandemia, no vuelves a ver todo como antes. Por ejemplo, cuando vuelves a comulgar, aunque sea con mascarillas, con el gel, en las manos, te das cuenta de lo importante que es acercarse a Aquel que ha estado cerca de nosotros en todo momento. Y lo valoras mucho más.
Por supuesto, para mí el rosario se ha convertido en algo indispensable, que ha sido núcleo de algo mucho más. Indudablemente la oración debe ser el centro de la vida cristina para dar sentido a aquello que vivimos. No importa si estamos confinados o alejados de nuestra vida ordinaria, lo importante es que allá donde estemos sepamos que Dios está con nosotros.
En el fondo parece que la rutina consiste en hacer mucho, hacer actividades…pero no. En este tiempo de pandemia el Señor ha dicho “para” y hemos descubierto lo principal: la oración y vivir los sacramentos, desearlos verdaderamente. Y a partir de ahí todo lo demás viene solo. A partir de ahora será algo diferente, pero teniendo claro lo esencial todo será mucho más fácil.