El coronavirus llega a nuestro entorno, a nuestro barrio, a nuestra casa, a nuestra familia … ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos actuar?
Espiritualmente:
- Poner a Dios en nuestras vidas y en la vida familiar.
Dedicando un tiempo a la Oración personal, lectura del Evangelio, Misa…el sufrimiento propio y de los demás nos conducen a mirar al cielo, reconocer nuestra nada e implorar la ayuda y misericordia de Dios.
La oración en común entre los esposos. Invitar a rezar también a los hijos: oraciones de la mañana, de la noche, dar gracias por las comidas, rezar el Rosario o también participar juntos de la Misa retransmitida.
Mejorar nuestra familia es un reto que siempre podemos (y debemos) afrontar y, en tiempos de crisis, tenemos oportunidad de cambios.
Como familia, dentro del hogar:
- Cuidemos las formas de cómo nos comunicamos entre nosotros.
- Analicemos cómo transmitimos, como decimos las cosas, para no provocar ningún roce, ningún mal rollo.
- Elogiar lo que otros hacen, de forma concreta, concisa y verdadera.
- Aceptarnos tal como somos, con nuestros defectos y virtudes.
- Respetar a los demás.
- Dar responsabilidad. Distribuir las tareas, sorprender con alguna comida o dulce especial.
- Fomentar las decisiones de todos nosotros, de cada uno por sí mismo y de toda la familia.
- Aprender de los errores y de nuestros fracasos, analizar los mismos y tomar medidas de mejora. Fomentar nuestras habilidades para ofrecerlas a los demás.
- Jugar juntos o ver una película confrontando, animando al diálogo.
El amor recíproco entre nosotros, atrae la presencia de Jesús, El nos lo ha prometido en el Evangelio “donde dos o más están reunidos en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos” y nuestra casa puede ser un faro que ilumina a la sociedad que nos rodea.
Como sociedad:
- Los vecinos del bloque ¿Hay alguno en necesidad?
- Guardar las normas establecidas cuando tengamos que salir por necesidad.
- Una llamada o un WhatsApp a los abuelos, a alguien que conocemos, consolar a quien sufre.
Tener a Dios con nosotros, recemos juntos, en familia, algo que quizás con las prisas en otros tiempos habíamos dejado “aparcado”, pidiendo por la salud de los más cercanos y de los más lejanos, por los que esta pandemia se ha llevado y por todos los que luchan por sacarnos de este momento de dificultad.
Y saber que Jesús Resucitado, en este tiempo difícil de cuarentena, de incertidumbre, de inestabilidad, de miedo, y de posible fracaso, está escribiendo algo en nuestros corazones y está constantemente regando nuestras macetas (vidas), para que florezcamos en primavera y con flores de colores alegremos nuestro mundo y a las personas que nos rodean más cercanas, nuestra familia.
Y diréis “has repetido el primero y el último”, sí claro, a lo largo de todos nuestros actos y acciones, a lo largo de cada día, en nuestras vidas si no tenemos a Dios, hemos perdido la piedra preciosa que nos da valor, hemos perdido el rumbo.
Poco a poco, desde la Delegación de Familia y Vida vamos a ir publicando notas sobre estas herramientas que podemos practicar y poner en marcha en nuestras familias…
¡Compártelas con ellos y con otras familias!
CARMEN RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ
DELEGACIÓN DE FAMILIA Y VIDA