“Paz a vosotros”: este es el saludo del Resucitado cada vez que se aparece a los discípulos, como nos muestra el Evangelio del tercer domingo de Pascua.
Los apóstoles le habían abandonado en las horas difíciles de la Pasión y de la muerte, le habían fallado, pero Jesús Resucitado cuando se presenta en medio de ellos no les reprocha ni les echa nada en cara, sino que les saluda con la paz, una paz con la que los discípulos se sienten perdonados y aceptados de nuevo a la comunión con Él. Este es también el gran regalo que Dios nos ofrece a todos nosotros por medio de Cristo muerto y Resucitado: el perdón, la paz, la resurrección, la Vida.
Y así se nos presenta en la obra que se encuentra en la Capilla bautismal de la Real Parroquia de Señora Santa Ana de Triana, junto a la famosa “pila de los gitanos” que data de 1499: el Cristo Resucitado de Alonso Vázquez, tabla manierista fechada en 1590, como se puede leer en una cartela en la parte baja de la tabla: “IllifonsvsVasquez; faciebat 1590”. Fue restaurada por Gestionarte bajo la dirección de Benjamín Domínguez, durante los meses de abril y julio de 2013.
El centro de la composición lo ocupa casi en su totalidad la rotunda y portentosa imagen de Cristo Resucitado, que se recorta lleno de luz sobre la oscuridad que parece reinar a su alrededor, y que se nos muestra de pie sobre el sepulcro, con un manto rojo al aire que le confiere gran movimiento. Sostiene en su mano izquierda una cruz, símbolo de su victoria sobre la muerte, mientras que con la derecha aparece en gesto de bendecir. A sus pies se encuentran diversos soldados iluminados por la luz que mana del Resucitado, y que sobresalen por los escorzos de sus posturas, que aportan a la escena gran dramatismo. La tabla se corona por pequeñas cabezas de ángeles que enmarcan la parte superior del Cristo. Los expertos destacan la excelente calidad técnica de la obra, así como la maestría del dibujo seguro y firme por parte de Alonso Vázquez y sus colores vivos y brillantes.
Como señalan varios estudiosos, se reconocen en esta obra diversas influencias, sobre todo del pintor flamenco Martin de Vos, así como de Alberto Durero, cuyas obras eran muy difundidas por medio de estampas y grabados, si bien como destaca el profesor Enrique Valdivieso, este hecho para nada empaña el alto nivel creativo del autor en esta composición.
El investigador Luis Méndez indica, en la imprescindible monografía sobre el templo trianero que se editó el pasado año con motivo del 750 aniversario de su fundación, que esta pintura formaba parte de un retablo hoy desaparecido situado en la capilla de San Cristóbal en la nave del Evangelio, junto con otras dos tablas de Alonso Vázquez, San Cristóbal y San Martín de Tours, que se conservan en la actualidad igualmente en la parroquia trianera.
Antonio Rodríguez Babío (Delegado diocesano de Patrimonio Cultural)