En el 24 mayo del año 2015, el papa Francisco promulgó la Encíclica Laudato Si y ahora el día 4 de octubre de 2023 ha presentado una Exhortación Apostólica que lleva por título Laudate Deum, dirigida a todas las personas de buena voluntad.
Entre ambos documentos han transcurrido ocho años. Somos muchos los católicos que hemos escrito y divulgado el mensaje del Papa Francisco en relación con Laudato Si en forma escrita, periódicos libros y en actos de muy diverso tipo. La Iglesia en su conjunto ha llevado a cabo un generoso despliegue de medios para que el mansaje del Papa fuera conocido consciente como institución de la importancia del mismo en un planeta y un mundo con una profunda crisis en muchos sentidos y con incertidumbres muy sombrías. Son muchos los problemas, pero el Papa Francisco no insiste en uno, todavía no admitido por los que pueden tomar decisiones.
Me refiero al Cambio Climático. Este problema global fue tratado de forma extensa en la Encíclica y ahora en este nuevo documento papal aparece de nuevo con la necesaria dureza, manifestando el Papa que sus efectos son devastadores y culpando a las industrias y líderes mundiales de que un problema de tal magnitud no se solucione, especialmente teniendo en cuenta que afecta más a los más pobres y desprotegidos que, además, no tienen culpa del mismo.
Como católico me planteo ¿Cómo puede sostenerse una situación así? ¿Cuáles son las causas reales que impiden que no se frene un problema da tal magnitud que empobrece y hace sufrir, hasta la muerte a un porcentaje elevado de la población mundial? El Papa Francisco profundizó en denuncia de situaciones y soluciones posibles a las mismas en 2015, y no solo en relación con el Cambio Climático, y ahora 0cho años después vuelve a hacerlo exponiendo la situación con la crudeza que merece. En las próximas semanas en este blog analizaremos el nuevo documento del papa Francisco.
Manuel Enrique Figueroa