La Sagrada Familia formada por José y María, con el Niño Dios en su interior realizó un primer viaje familiar de Nazaret a Belén, recorriendo Palestina de norte a sur. Relacionándolo con los desgarradores sucesos actuales en aquella tierra, este recorrido fue aproximadamente paralelo al espacio denominado actualmente como la franja de Gaza y también paralelo al valle del río Jordán. Belén está situada a unos 8 kilómetros al sur de Jerusalén, en el centro de la actual Cisjordania. Nazaret está situada en el distrito norte de Israel. ¿Por qué este viaje de la Sagrada Familia? En los Evangelios Canónicos este viaje solo queda registrado en el Evangelio de San Lucas, que relata: “Por aquellos días sucedió que salió un edicto de parte del César Augusto sobre el censo de todo el imperio e iban todos a empadronarse cada uno a su ciudad” y también “José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a la Judea, la ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse acompañado de María, que estaba encinta”. Antes de llegar a Belén pasaron por Jerusalén, donde visitaron el Templo.
La distancia entre Nazaret y Belén es de unos 150 kilómetros, y el viaje debió durar entre tres y cuatro días, con seguridad pasaron tres noches al raso, noches frías y con posibilidad de nevadas entre noviembre y enero, en dicha zona de Palestina. Remigio Vilariño en su libro de 1935 Vida de Nuestro Señor Jesucristo explica por qué no fue José solo a empadronarse. Nos explica que quizás María fue por obligación por tener que empadronarse también las mujeres, o quizás José no quiso dejar sola a María. Según la opinión de algunos historiadores, María tenía algunas heredades y, por ello, tenía que empadronarse también por el tema de los tributos impuestos por los invasores romanos. Como otra posibilidad, nos manifiesta Remigio Vilariño, quizás José no quiso dejar a su esposa encinta sola en Nazaret. Con seguridad, en Belén pasaron varios días. María viajaba en una mula, la misma que vemos en nuestros tradicionales portales de los belenes familiares. Pero también en el portal hay un buey, ambos animales suscitan el interés de los niños y niñas que miran los portales. ¿Cuál es el origen del buey? De acuerdo con Remigio Vilariño, y citando los Ejercicios de San Ignacio, manifiesta que “María caminaba asentada en una asna y llevaba un buey para pagar el tributo en Belén”. Tiene sentido que, de acuerdo con la tradición, Jesús estaba entre dos animales recién nacido, un buey y un jumento.
Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, en su libro, de 2018, Jesús de Nazaret, nos recuerda la frase evangélica: “Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero” (Lucas 2, 1). Y dice Benedicto XVI “con estas palabras introduce Lucas su relato del nacimiento de Jesús y explica cómo es que tuvo lugar en Belén. La razón por la cual José va de Nazaret a Belén con su esposa María, que esperaba a su hijo, se encuentra en un censo cuyo objeto era determinar y recaudar impuestos. El nacimiento de Jesús en la ciudad de David se sitúa en el marco de la gran historia universal, aún cuando el Cesar no sabe que, por culpa suya, esta gente sencilla se encuentra camino en una hora difícil; y, así, de forma aparentemente casual, Jesús nace en el lugar de la promesa del Antiguo Testamento”.
Meditemos y recemos. El papa Francisco en su libro de 2019, La Oración. El aliento de la vida nueva, reflexiona sobre la oración cristiana, la respiración del alma, y dice que la vida, el simple hecho de existir, abre el corazón del ser humano a la oración. Las visiones de cada día, nuestras percepciones personales, invitan a la oración. El recuerdo del viaje de la Sagrada Familia es una invitación a la oración en este tiempo de Adviento previo a la Navidad.