El día 15 de mayo se ha celebrado el Día Internacional de la Familia, instaurado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde 1994 con el objetivo de poner de manifiesto la importancia de la familia en las distintas sociedades del planeta. Este año se celebra el 30 aniversario. Precisamente, debido a la incidencia del cambio climático en el mundo, la Organización de Naciones Unidas centra este año la cuestión de sensibilizar sobre el impacto del cambio climático en las familias y el papel que estas pueden desempeñar en la acción por el clima. De acuerdo con los documentos publicados por la ONU, el Día Internacional de las Familias trata de crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para los niños y las niñas y los jóvenes. Está suficientemente acreditada la importancia de los primeros años en el desarrollo emocional de los niños y niñas, y la incidencia que pueden tener sus vivencias en estos años en su actitud ante la vida en la madurez. La familia influye de manera importante en la personalidad, a través de las relaciones entre los miembros que la integran, posibilitando una red de valores, afectos, actitudes ante la vida y formas de ser. Realmente, la familia es una clave esencial para la transformación que necesita nuestra sociedad llena de vacuidad, superficialidad y egoísmo.
El papa Francisco, en su libro La felicidad en esta vida (2017), en su apartado Los demás y tú, felicidad en las relaciones, dedica un apartado a la familia, bajo el título La familia, plenitud de vida. Para el pontífice, la familia convierte el amor en algo normal. Decía también el papa Francisco, en el citado libro: En la familia, lo que es de verdad la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros, acogiéndose. También dice el papa: La familia ayuda a hacer sitio a Jesús en el mundo. Finalmente, retomar una frase, debida al padre Peyton, que también cita el papa Francisco: La familia que reza unida permanece unida. Esta idea ha sido confirmada por diferentes autores que concluyen que las familias que rezan juntas están más unidas, son más felices y, por consiguiente, viven mejor.
Hace ya muchos años, en una reunión a la que asistí, un poco einsteniana, donde se trataba el problema del tiempo como variable física, se planteó el tema de los viajes en el tiempo. Cada persona asistente expresó en qué momento de la historia le gustaría ser testigo. Hubo muchas e interesantes opiniones. Pero yo planteé que me gustaría ser testigo de la infancia de Jesús en Nazaret y de la relación con José y María en el marco de la Sagrada Familia. Me gustaría estar presente en las enseñanzas que transmitieron, tanto José como María, a Jesús. Ser testigo de sus juegos, que seguro los hubo, en definitiva, participar como testigo de la vida familiar de Jesús, María y José en Nazaret los años que estuvieron juntos durante la infancia del Hijo de Dios. Aún hoy, si surgiera la conversación, de nuevo elegiría poder ver esos años de la vida de Jesús y su relación con María y José. Ya he recomendado en estas páginas dos obras literarias, donde podemos encontrar detalles de la vida de la Sagrada Familia en Nazaret. El primero es un libro de 1988, escrito por Monseñor Jubany, titulado La Virgen María en la vida cotidiana. El segundo es un libro de 1942, escrito por Francisco Miguel Willam que lleva por título Vida de María. Madre de Jesús. Los Evangelios no recogen información de la mayor parte de la infancia de Jesús y, con ello, nos perdemos detalles que con seguridad tendrían mucho interés sobre la vida de la Sagrada Familia.
Existen hoy muchos tipos de familias, pero quisiera recordar dos. El primer tipo es esa familia donde hay abuelos, abuelas, padre, madre, hermanos, tíos, tías, incluso las hay con bisabuelos y bisabuelas. Es un espacio donde hay lugar para la transmisión de mucho amor y mucha experiencia. El segundo tipo es la familia formada por una madre educando hijos e hijas sola, el mérito es enorme y la carga también, por eso quiero tener aquí un recuerdo especial para esas madres que constituyen la base de la familia. Las familias cambian en el tiempo, su número varía. A veces algunos de sus miembros parten, y eso genera tristeza, pero desde la fe sabemos que velan por nosotros. Otras veces, llegan nuevos miembros y es motivo de gran alegría. Un nuevo miembro, un hijo, un nieto, es motivo de esperanza.
En el Día de las Familias es obligatorio recordar a las familias palestinas sufrientes en la franja de Gaza, soportando bombardeos diarios, a las familias israelitas que han perdido miembros o tiene alguno secuestrado, a las familias ucranianas soportan las familias que en este país no pueden llegar a fin de mes. Finalmente, queremos tener en este Día de las Familias, un recuerdo a los abuelos y abuelas por el papel que juegan hoy en nuestra sociedad, llenado la vida de fe, amor y esperanza. Doy gracias al cielo cada día por la familia que tengo y rezo porque todas las familias del mundo puedan vivir en paz.