Donar sangre es un gesto solidario que demuestra un gran sentido de civismo y de ayuda al prójimo. Es necesario que 300 personas se acerquen diariamente a algún punto de la provincia en nuestras dos sedes de la capital o en los desplazamientos de las unidades móviles para que cientos de pacientes de la provincia puedan salvar la vida o recuperar la salud.Los enfermos transfundidos no tienen color, ni edad, ni clase social. Trasplantes, cirugía, partos, cáncer, quemaduras graves o accidentes, cualquiera de nosotros podemos necesitar sangre en algún momento de nuestra vida.
Las autoridades sanitarias de la Unión Europea recomiendan que en cada municipio se alcance un índice de 40 donaciones por 1.000 habitantes al año. En Sevilla, en Andalucía y en España aún no hemos alcanzado ese objetivo. Es necesario que todo el tejido social se implique en este asunto de vital importancia para la salud pública, que es la salud de todos.
Es necesario que la donación de sangre y médula se aborde en los centros educativos de enseñanza obligatoria, que instituciones, asociaciones y empresas organicen más campañas en sus barrios, pueblos y centros de trabajo. La difusión es primordial pero también lo es el ejemplo que dan los padres a los hijos desde la cuna. Muchos jóvenes mantienen un espíritu altruista digno de elogio, ellos son el futuro y recogeremos la semilla que sembraron sus mayores.
Un parto inesperado a los 25 años puso en peligro mi vida y la de mi pequeña prematura. Tanto ella como yo necesitamos transfusiones para salir de ese trance. Por ello, agradecemos a todos los donantes de sangre su permanente actitud de servicio y al Arzobispado de Sevilla esta iniciativa especialmente relevante ante las fechas que se aproximan.
Diez minutos donando = tres corazones latiendo
Dora Díaz Guerra
Comunicación
Centro de Transfusión, Tejidos y Células de Sevilla