¿Dónde verla?: Filmin, Apple tv+
Hace casi 25 años se estrenó “El caso Winslow” (1999) una notable y elegante película, fiel a las formas del cine de época inglés. Dirigió la cinta el gran David Mamet, que también se encargó de adaptar el guion a partir de una obra de teatro del también británico Terence Rattigan publicada en 1946. El texto de Rattigan ya conoció una versión cinematográfica anterior en 1948 dirigida por Anthony Asquith, que en España se tituló “Pleito de honor”.
Con mucho oficio y un gusto exquisito, Mamet logró minimizar el origen teatral de la historia, que además está basada en un hecho real. Ocurrió en 1910, cuando George Archer Shee, joven alumno de una prestigiosa Academia Naval, fue acusado de robar cinco chelines a un compañero y expulsado de la institución. En el filme se cambia el nombre del protagonista por el de Ronnie Winslow, al que se nos presenta como el hijo menor de una acomodada familia inglesa, que encabezan sus padres, Arthur y Grace, y completan sus hermanos Dickie y Catherine. Esta última, una mujer moderna para su tiempo, defensora del voto femenino, acaba de anunciar su compromiso matrimonial cuando recibe la noticia de la expulsión de su hermano.
Pero, ¿realmente fue Ronnie el autor del robo? El director sabe que al espectador le interesa salir de dudas al respecto desde el minuto uno, y es justo lo que no le concede. Este ejercicio de dosificar la información, de utilizar la elipsis, de ‘obligar’ al público a imaginarse lo que sucede fuera de la pantalla, lo convierte Mamet en un verdadero arte. “Si me mientes, lo sabré, porque una mentira entre tú y yo no puede quedar oculta», le espeta Arthur a su hijo. Está en juego el honor de la familia, que el padre está dispuesto a defender aun a costa de su hacienda. No por orgullo, piensa Arthur (¿o sí?), sino por ese amor a la verdad que ha iluminado toda su vida.
Este tipo de películas, cultas, de ritmo reposado y menos comerciales, necesitan unos actores especialmente convincentes, y el reparto es magnífico, con un inmenso Nigel Hawthorne encarnando al patriarca y unos solventes Gemma Jones, Rebecca Pidgeon Matthew Pidgeon y Jeremy Northam en los demás papeles principales.
Cine de alta calidad, por tanto, con un director que maneja con habilidad los hilos del relato y guía a la audiencia a través de los claroscuros de una trama enmarcada en un fondo histórico, con apuntes románticos y elementos de drama judicial, pero siempre centrada en las sanas y sinceras relaciones de una familia católica de principios del siglo XX.
Juan Jesús de Cózar