El día 26 de julio, además de ser el día de San Joaquín y Santa Ana, es el Día de los Abuelos. San Joaquín y Santa Ana eran los padres de María y, por ello, los abuelos de Jesús. Se celebra este día en relación con los abuelos desde 1985. La Iglesia celebra en este día la Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, establecida por el papa Francisco el 31 de enero de 2021. Considero que complementa esta festividad, de una manera justa, la celebración del Día de la Madre y del Día del Padre. De esta forma se cierra el círculo más cercano de las personas que tienen influencia en los más pequeños. Si olvidar, por supuesto, a tíos, tías, padrinos y madrinas. Todo este conjunto, lleno de ternura, constituye un espacio de amor y formación para el desarrollo de niños y niñas desde el momento del nacimiento hasta su madurez. En el número 351 (Semana del 23 al 29 de julio de 2023) de nuestra revista Iglesia en Sevilla se puede encontrar un artículo que lleva por título “La ancianidad, don y eslabón entre generaciones”. En dicho artículo podemos encontrar palabras del papa Francisco: “Es importante que los abuelos se encuentren con los nietos y que los nietos se encuentren con los abuelos porque los abuelos ante los nietos soñarán, tendrán ilusiones y los jóvenes, tomando fuerza de sus abuelos, irán hacia adelante”.
Pero los abuelos y las abuelas representan un espacio vivencial muy especial, ya que inspiran cariño, amor ternura, y constituyen un camino creo que determinante en la vida de esas nuevas personas que vienen al mundo. Pero su labor no se circunscribe solo al mundo de la infancia, los abuelos y las abuelas desempeñan un papel esencial en la toda la vida de sus nietos y nietas. Por razones profesionales de nuestros estudios sobre las ciudades recorremos cada barrio y somos testigos del papel que hoy juegan los abuelos y las abuelas en nuestra sociedad. Veo muchos abuelos y abuelas cuando recorro la ciudad, siempre los he visto, y he escrito sobre ello, pero ahora los percibo más. Verlos más supongo que tiene que ver con que soy abuelo desde el 4 de abril y posiblemente estoy más sensible a su presencia y profundizo en mi convicción de la necesidad de reconocer y proteger socialmente a los abuelos y abuelas.
Recuerdo los terribles días de la denominada pandemia de la COVID-19, realmente una sindemia. Una sindemia porque afectó especialmente a los más débiles, algo infinitamente injusto. Y afectó en España a muchos abuelos y abuelas. No debemos olvidar el porcentaje de defunciones de personas mayores de 70 años, ni tampoco debemos olvidar la situación de nuestros abuelos y abuelas en las residencias donde murieron muchos. Me llama la atención que las demandas de familiares por este hecho hayan sido archivadas en un número sorprendente. ¿Nadie va a pedir responsabilidades? ¿No se va a pedir que se realice un informe sobre la gestión de la pasada sindemia ya que anuncian los políticos que puede haber otras? Muchos de los abuelos y abuelas que fallecieron en condiciones de manifiesto abandono en las residencias habían sacado adelante a sus hijos y nietos, y todos al país en su conjunto porque son hijos de una cruenta guerra civil. No quería pasar este día sin recordar a las víctimas de mayor edad de la sindemia, quizás hoy olvidadas por una sociedad con menos corazón.
Pero no quiero que esta contribución al blog sea esencialmente reivindicativa, quiero que sea alegre para celebrar juntos el Día de los Abuelos y las Abuelas. Insistir en que cariño, ternura y amor son sus señas de identidad, además de ser fuente de consejos y enseñanzas en el marco de la familia. Esta es una celebración muy justa. Parece ser que fue el padre Ángel, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, el encargado de elegir esta fecha como la adecuada en relación con el santoral cristiano. Los abuelos y las abuelas son esenciales en la comunicación intrafamiliar. Este día de San Joaquín y Santa Ana un responsable de una fundación relacionada con las relaciones familiares, en la cadena de televisión Trece, dijo algo que me parece que hay que destacar, además de destacar el papel de los abuelos y abuelas. Habló en relación con la caja de fotografías familiares que tienen todos los abuelos y recomendó que los abuelos las comentaran con sus nietos. Una caja de recuerdos, una forma de transmitir sentimientos que vamos a perder con la fotografía digital y los móviles, ¿dónde están hoy los álbumes de fotos en papel sobre las que comentar la vida? Creo que es muy importante que los abuelos y abuelas comenten las fotos de su vida, de su vida con sus hijos, padres ahora de los nietos con ellos. En el número 1.318, semana del 20 al 26 de julio, del semanario católico de información, Alfa y Omega, podemos leer un artículo de Guillermo Vila titulado Vidas de entretiempo, donde unas personas mayores juegan a las cartas y dice uno de ellos:
– Pinta en espadas,
dice el otro contertulio:
– ¿En qué?
Le contesta el primer interlocutor: – Sebas, si has sacado tú. Venga dale. ¿Qué tal tus nietos?
Y contesta: – Ahí van creciendo, poco a poco. Mañana llegan al pueblo, ya era hora.
Refiero este diálogo porque refleja la realidad, los abuelos ansían a los nietos, muy claro con la frase “ya era hora”. Los nietos vuelven al pueblo, al origen, a las raíces. También debemos cuidar estas raíces regionales, no perdamos nuestra identidad.
Como he comentado, soy abuelo y me siento muy feliz con ello, igual que mi esposa, atenta abuela de su nieto. La familia ha crecido. Cualquier niño o niña que nace es una esperanza para la transformación de una sociedad en crisis, y, por ello, la formación en todo el aspecto de niños y niñas es esencial, y de este modo la transmisión de amor, ternura y experiencias, y también capacidad de juego, por parte de los abuelos y abuelas constituye una pieza esencial en las familias. Veo cómo mi hijo y su esposa tratan a su hijo, y me siento orgulloso de vivir lo que vivo, veo a mi hija atender y jugar con su sobrino, y veo a mi esposa dar el biberón a su nieto, mi nieto, y veo la grandeza de la vida y doy gracias por ello. Mi nieto tiene otros abuelos, los padres de la esposa de mi hijo, y también veo en ellos la grandeza de los abuelos. Estoy haciendo un álbum de fotos en papel sobre el que comentar el transcurso de la vida con mi nieto.
Todos los abuelos y abuelas seguro que sienten algo muy especial cuando miran a sus nietos a los ojos, y se quiebran de hermosa ternura cuando sus nietos y nietas les sonríen y les dicen lo que pueden decir en su aprendizaje del lenguaje. Sería muy injusto olvidar en esta contribución a los bisabuelos y las bisabuelas, que también juegan un papel importante, cuando se tiene la suerte de conservarlos. Mi nieto esta en este caso ya que el padre de su madre puede disfrutar de él y también transmitirle amor.
Celebremos todos este día tan especial, el Día de los Abuelos y las Abuelas, una parte esencial de la familia.
Manuel Enrique Figueroa