En busca de un final diferente
Juan Manuel Cotelo es un director especializado en documentales que hablan, sin tapujos, de Dios. Esto es algo que no está de moda, seamos honestos. Y por ello no tiene más remedio que tirar de crowdfunding, que eso si está de moda. Además, confía en que los usuarios soliciten, sala a sala, la proyección de sus documentales, haciendo uso de las maravillas de Internet.
Pero, ¿qué es eso del crowdfunding? Pues es una forma moderna de recaudar dinero con pequeñas aportaciones. De modo que al final de este documental aparece una larga lista de personas anónimas: todas ellas pusieron su pequeño granito de arena para hacer posible la película.
Así pues, Cotelo vuelve a la escena con un tema que es tan necesario como novedoso en las carteleras. El título ya nos da una pista: El mayor regalo. Pero antes de desvelar el tema central, vale la pena contar cómo surgió el proyecto. Así, tal vez veáis detrás de él ‑como le ocurre al que redacta estas líneas‑ la mano de Dios. Resulta que Cotelo acudió a Bogotá (Colombia) para hablar de su anterior trabajo, y a la salida le esperaba una misteriosa figura que le pidió que le acompañara a la cárcel. Y a la cárcel fueron. Allí, un asesino en masa le expresó su deseo de pedir públicamente perdón…, contando su historia en la gran pantalla. Y a ello se puso Cotelo. Pero no se quedó solo ahí.
En el documental se suceden varias historias, algunas importantes, otras increíbles y otras que cortan la respiración. En ellas escucharemos a asesinos, terroristas y personas que fueron infieles; pero también a quienes los perdonaron. Entre ellos aparece la omnipresente Irene Villa. Que bien lo merece.
El pegamento que une todas estas historias es el rodaje de un wéstern en el que el director, el propio Cotelo, no está satisfecho con el clásico final: el bueno mata al malo. Jugando a la meta-realidad, parte a la búsqueda de historias que le inspiren para un final diferente, para descubrir el Perdón, así, con Mayúscula.
El guión lo firman Juan Manuel Cotelo y Alexis Martínez, y la fotografía es de este último. No están mal. Pero no esperes un documental con grandes efectos visuales, recursos admirables o destacadas actuaciones (aunque cuenta con un gracioso Santi Rodríguez en el papel de vaquero). Espera más bien una visión profunda, renovada y auténtica del perdón. Y espera redescubrir lo que es perdonar.
Guillermo de Lara