El secreto de Vicky

 

Hace años que el cine descubrió una mina en los relatos de amistad entre niños y animales.

Historias donde la inocencia infantil y el cuidado de la naturaleza forman una combinación ganadora. Cintas con la común capacidad de conmover a pequeños y mayores, a través de argumentos conectados a la creciente sensibilidad ecológica de la sociedad. Una muestra reciente de este tipo de películas es “El secreto de Vicky”, estrenada en España hace unos meses y actualmente disponible en plataformas.

Se trata de una producción francesa dirigida por Denis Imbert, coautor también de un guion dinámico y lleno de buenas intenciones, aunque al público adulto le pueden resultar simplistas algunos de sus planteamientos. La trama principal gira en torno a la relación entre Stéphane (Vincent Elbaz) y su hija de 8 años Vicky (Shanna Keil). Tras la muerte de su esposa, Stéphane decide tomarse un año sabático y trasladarse con Vicky a Le Falgoux, un pueblecito de montaña situado en el valle de Mars, perteneciente a la región de la Auvernia. Vicky no le habla a su padre y pasa el día escuchando las canciones de la playlist de su madre, aunque se alegra cada vez que aparece el hermano de esta, su divertido tío Thierry (Éric Elmosnino).

La trama secundaria se centra en la preocupación que genera la presencia de lobos en los bosques cercanos, donde pastan las ovejas de los ganaderos que viven en Le Falgoux. Ambas líneas argumentales convergen cuando a Vicky le regalan un cachorro de lobo con el que se encariña inmediatamente y que todos confunden con una cría de perro. Bueno, todos no, porque en el pueblo hay una veterinaria llamada Anna (Marie Gillain). El conflicto está servido.

El discurso ecologista que recorre el largometraje logra esquivar el maniqueísmo que tantas veces lo estropea. Y aunque hay momentos emotivos, también se agradece la ausencia de ese sentimentalismo vacío en el que incurren no pocos títulos actuales. Por otro lado, la interacción entre Vicky y el lobezno resulta extraordinariamente natural y la pequeña Shanna Keil aguanta la cámara con una soltura pasmosa. De fondo, los espectaculares paisajes del departamento de Cantal, de verdes a nevados, aportan a la cinta un indudable atractivo visual.

Entretenida, lineal y bien interpretada, “El secreto de Vicky” es un claro ejemplo de película familiar especialmente dirigida al público infantil. Su sencillez y su aparente falta de pretensiones quedan ampliamente compensadas con el buen gusto de la narración, y con un desenlace tan complaciente como sensato.

Juan Jesús de Cózar

¿Dónde verla?: Amazon Prime Video, Netflix