Nicolás Martínez (Zamora, 1958) es maestro jubilado y voluntario de Cáritas.
Casado, con tres hijos (Javier, Nicolás e Irene).
Nicolás nació en una familia cristiana, y ya desde muy pequeño iba a la iglesia con sus padres, que lo educaron en la fe a través de la oración y la participación en los sacramentos. Los ejes principales que caracterizan su fe son Jesucristo, revelado ante la palabra de Dios, y la Iglesia, la cual “ama profundamente como guía y maestra en el desarrollo de mi vida espiritual”.
Hoy en día, Nicolás vive su fe en la Parroquia San José y Santa María, en Sevilla este. Este templo se ha convertido en uno de los lugares más importantes para él. La describe como “una parroquia acogedora, con una comunidad impregnada del carisma filipense: caridad y alegría animadas y sostenidas por la acción del Espíritu Santo”.
También está vinculado con el Oratorio Seglar de esta parroquia, donde realizan una serie de actividades y encuentros, como charlas para dialogar sobre la palabra de Dios, con el fin de reforzar su fe y convivir con otros cristianos.
Acompañar de igual a igual
Nicolás dedica gran parte de su tiempo aportando su granito de arena en Cáritas parroquial. En 1993 entró a formar parte del equipo para ayudar a los más desfavorecidos. Su objetivo es “ser útil en la misión y estar al servicio de la parroquia”.
Durante todos estos años que ha realizado esta labor social ha vivido experiencias tanto positivas como negativas. Nicolás menciona que “hay que acompañar de igual a igual, de hermano a hermano, pues todos somos hijos de un mismo Padre. Ha podido ver cómo muchas personas han salido de un momento difícil y han resuelto sus vidas, pero lamenta que todavía hay otras que siguen sufriendo situaciones complejas debido a las adicciones u otros tipos de problemas.
Por otra parte, Nicolás colabora con Cáritas Diocesana en la formación para el voluntariado, y opina que “no es suficiente el mero voluntarismo y el deseo de hacer el bien”. Para ser un buen agente de la caridad es necesario que se tengan conocimientos “emanados del magisterio de la Doctrina Social de la Iglesia y de las Ciencias Sociales”. Además, subraya que “no necesitamos ser expertos, sino personas con fundamentos y criterios para el buen acompañar”.
Finalmente, explica este voluntario de Cáritas, “toda acción de la Iglesia pivota sobre tres ejes: la celebración de la Palabra, los sacramentos y la caridad. Esta última nos afecta de manera especial, porque Dios es amor, y nos urge a que como Iglesia en salida habitemos las periferias y seamos esperanza para nuestros hermanos”. Por eso, concluye con una invitación: “Si nos sentimos llamados, Cáritas tiene los brazos abiertos para desarrollar una acción en la que el Señor nos va a devolver el ciento por uno”.