¿Dónde verla?: En Amazon Prime Video
El 1949 se estrenó «El tercer hombre”, un título mítico merecedor de ser incluido en el Olimpo de las mejores películas de la historia del cine. Han pasado 75 años y aún perduran en el imaginario de los espectadores más veteranos las espectaculares interpretaciones de Joseph Cotten y de Orson Welles, la inolvidable partitura de Anton Karas, la matizada fotografía en blanco y negro de Robert Krasker y la magistral dirección de Carol Reed.
Se trata de una historia de suspense basada en una novela de Graham Greene, con la que comparte título. Podría resumirse de la siguiente manera: Holly Martins (Cotten) es un novelista americano que llega a Viena en busca de trabajo. Harry Lime (Welles) le espera para ayudarle. Sin embargo, al llegar a la capital austriaca, Martins descubre que Lime acaba de fallecer. Es entonces cuando Martins toma la decisión de descubrir la verdad para defender el honor de su amigo, al que acusan de traficante y asesino.
Cotten y Welles ya habían compartido protagonismo en otro de los mejores filmes de todos los tiempos: “Ciudadano Kane” (1941). Y es que, tras las cámaras, una gran amistad unía a estos dos grandes actores. Aunque Cotten borda su papel, es tal el magnetismo de Welles en “El tercer hombre” que eclipsa al resto del reparto, generando la leyenda urbana de que en realidad la cinta estaba dirigida por él. Pero no, la realización fue del británico Carol Reed, nominado al Oscar aunque sin premio final. El que sí lo obtuvo fue Robert Krasker por su trabajo de fotografía.
Reed utilizó para algunas secuencias el llamado plano holandés, consistente en girar la cámara para aportar suspense a la escena y guiar la mirada del espectador a un punto concreto e intencionado. La memorable escena de la noria, por ejemplo, provoca una tensión que te corta el aliento. Y una impresión similar produce la agónica persecución por las cloacas. El largometraje acaba tal como empieza. No me gustaría dar más pistas, pero es tan esperable como inesperado. Estas y otras secuencias hacen de “El tercer hombre” un producto cinematográfico consistente y duradero, a pesar de los 75 años transcurridos.
Planificación, música, ambientación e interpretación logran crear un clima de interés y de inquietud durante todo el metraje que atrapa irremediablemente. Por su temática y su contenido, “El tercer hombre” es una película dirigida al público adulto y uno de esos títulos que el buen cinéfilo revisita periódicamente.
Guillermo De Lara