Manuel Haro, Osuna (1976)
Nieves Lara, Sevilla (1976)
Matrimonio, padres de Pablo (16), Pedro (14), Celia (13), Ángela (10), María (7), Marta (5), Manuel (3) y David (20 meses).
“En nuestra casa somos una unidad”, es uno de los lemas de vida que define a esta numerosa familia, conformada por 10 integrantes.
“Nos apoyamos unos en otros, todos ayudamos. Los mayores ayudan con los chicos, los pequeños se hacen autónomos antes y se ayudan también entre sí”, explican Nieves y Manuel, casados desde el año 2004, pertenecientes al Camino Neocatecumenal.
“La paz, la alegría y el descanso se encuentran en la Santísima Trinidad. Conocer a Jesucristo salva nuestra vida cada día. El hombre necesita sentirse amado y este amor solo se puede vivir, en toda su dimensión, si Jesucristo está en tu vida. Y cuando, en este camino, perdemos un poco el norte y nos despistamos, está nuestra Madre del Cielo, la Virgen María, que intercede por nosotros”, manifiestan.
Ante la presencia de ocho hijos en casa, “la abuela pasa mucho tiempo con nosotros, los pequeños la quieren con locura y cuando falleció el abuelo los niños iban cada mañana a despertar a su abuela con besos y abrazos a la cama; esto la sostuvo en esos momentos difíciles”, recuerda Nieves.
“Nosotros nos hemos encontrado con Él”
La Iglesia tiene multitud de movimientos para llegar a Jesús. “Nosotros nos estamos encontrando con Él a través del camino Neocatecumenal, que nos brinda la oportunidad de ir creciendo y madurando en la fe con un grupo de hermanos de edades y características muy diversas. Nos ha ayudado a conocernos a nosotros mismos, nuestras virtudes y defectos, cómo nos ama el Señor tal y como somos y nos está enseñado a querer al hermano, a poder pedir perdón. Así, en el matrimonio se puede dar el perdón, al igual que en la familia con los hijos, la relación con los abuelos, y por supuesto, con los hermanos que comparten este camino contigo”, detallan.
Sostienen que han llegado a conocer a Dios de forma íntima gracias a la Iglesia, y dentro de ésta, en el Camino Neocatecumenal, “que nos ha ido mostrando la cercanía y el amor de Dios con los años. Para poder mantenerla y que vaya madurando necesitamos de la Palabra de Dios, que escuchamos y ahondamos en comunidad, junto con la oración diaria y la Eucaristía dominical, compartiendo todas estas vivencias con un grupo de hermanos”.
Un día a la vez
De la logística diaria todos toman parte. “Ambos trabajamos y hay noches en las que solo estamos uno de los dos en casa y no les podemos rezar a los pequeños, así que los mayores se encargan de rezar con los chicos. Otras veces, me encuentro a las niñas de 5 y 7 años bañando a sus hermanos pequeños, todo con la intención de ayudar. Si uno de los pequeños sale llorando, rápidamente aparece algún hermano para consolarlo”, y así se va consolidando la familia, un día a la vez.
“Pues así es como vivimos nuestro día a día; buscamos, tanto en la convivencia conyugal, como en la familiar y en la social, este alivio de la carga, apoyándonos en Jesucristo, que nos dice: “Venid a mí todos los que estéis fatigados y agobiados por la carga, yo los aliviaré, porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”.