“Experimento con mucha fuerza que Dios no es indiferente”

María del Valle Chías González-Blanch
Sevilla (1988)
Religiosa de la congregación Jesús -María, médico y licenciada en Teología
Misionera en Haití

La vocación a la vida religiosa en Valle no surgió “de repente”.  Cuando estaba en segundo de carrera empezó a preguntarse si sería una opción para ella seguir a Jesús desde la vida consagrada. “Casi siempre he sido una persona que ha estado comprometida en grupos de fe, voluntariado. Soñaba (porque quizá Dios era quien lo hacía) viviendo para los demás, más allá de mis fronteras. La oración, y el acompañamiento me ayudaron a discernir esta invitación de Dios como opción de vida”, afirma.

Pertenece a la congregación de Jesús-María, fundada por Claudina Thévenet, “que deseaba que la persona se encontrara con Dios misericordia, Dios bondad. Esa es nuestra esencia también hoy, optando por los más vulnerables”.

Día a día en Haití

Valle es médico, ha estado de misiones en Malabo, Guinea Ecuatorial y este es su cuarto año en Jean Rabel, Haití.  “El día a día es pequeñito”, añade. “Intento participar de la Eucaristía, orar, salgo con la clínica móvil al poblado que toque y atendemos a la población que estaba previamente avisada. Vuelvo, comemos, descanso, trabajo en el laboratorio las muestras que ha habido por la mañana, mando algún email, hago deporte, tenemos la oración de recogida del día, compartimos la cena, leo un poco y a dormir. No es nada espectacular. Es estar cerca”.

Haití es más que pobreza, violencia, inestabilidad política y desastres naturales, “Haití es su gente. Es acogida, familia, buen humor, capacidad para volver a levantarse, esfuerzo, fe, esperanza. En ese país del Caribe, “las religiosas de Jesús-María tenemos varias escuelas, proyectos de desarrollo, de promoción de la mujer, construcción de viviendas”. Todo lo relacionada con la salud los coordina Valle. La clínica móvil, explica, “es un proyecto precioso en el que se presta atención primaria por distintos poblados que no tienen acceso a recursos sanitarios. Aunque alguna vez hay una urgencia o algún caso más importante, generalmente hacemos un trabajo de educación, de prevención, de seguimiento y acompañamiento”.

Junto a la clínica móvil surgió el proyecto para tratamiento de la desnutrición infantil, ante la frecuencia de menores que estaban en peligrosa línea de perder la vida por cualquier enfermedad leve ante la carencia de inmunidad por nutrición. Finalmente, el laboratorio, “en el que empezamos gracias a una voluntaria que nos capacita y apoya. También hacen consultas de oftalmología para la  prevención de la ceguera por glaucoma (muy frecuente en esta población) y operaciones de cataratas. Donde viven es una zona muy desértica y “la imposibilidad de acceso a agua limpia determina muchas enfermedades. Por eso trabajamos en la implementación de proyectos de acceso al agua”, explica.

Dios no es indiferente

Valle ha vivido en zonas conflictivas, de guerras, hambre y persecución, lo que le ha llevado a experimentar en carne propia la injusticia. “El mundo es muy injusto y yo ya no puedo vivir ajena a ello. Aunque cerrara los ojos y me tapara los oídos, no podría encerrarme en una burbuja. Mi alma está marcada. Pero también experimento con mucha fuerza que Dios no es indiferente. Que Dios se duele de nuestro dolor y consuela, acompaña, mueve corazones. La vida ya está entregada, y aunque pueda agobiarme mucho y poner mucho esfuerzo en algo, todo es frágil. Me siento continuamente invitada a vivir confiada en el Dios de la vida”.

Esta religiosa misionera “da gracias a Dios por el regalo de estar en Haití, con toda su dureza”, porque nunca “había vivido el Evangelio tan fácilmente. La vida me habla de Dios”.

Fe y vida

Valle no puedo separar la fe, la relación con Dios de lo cotidiano. “Porque es el porqué, el con quién, el para qué… todo lo que me pasa, lo que vivo, lo que siento… lo comparto con Él. Claro que necesito tiempos de silencio y oración, necesito con quién compartir la fe y que me ayude a discernir. Pero la vida, con todo lo que acontece, es en Dios”.  Para ella, la pobreza, castidad y obediencia son medios para un seguimiento más libre.

 

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