FERNANDO RIELO: ADVOCACIONES MARIANAS (II) Nuestra Señora del Amazonas

El 22 octubre de 1978, día del Domund, san Juan Pablo II inauguraba solemnemente su pontificado y Fernando Rielo partía a Puerto Ayacucho, capital de la Amazonía venezolana, una de las fundaciones que había nacido en enero de ese mismo año estableciéndose en la rivera del Orinoco. Allí iba, como siempre, cargado de sueños y proyectos, y la alegría de poder abrazar a esos hijos e hijas espirituales que trabajaban en el ámbito de la medicina y la enseñanza.

Precisamente, uno de ellos, especialista en pediatría, había constatado ya el trágico destino que sufrían los niños que nacían con alguna deformidad: la muerte. De no haber leyes que en países desarrollados como España canonizan esta barbarie, pensaríamos en la crudeza de ciertas culturas ancestrales. Naturalmente, cuando el Fundador conoció esta costumbre quedó consternado. Su anhelo era que los misioneros identes los rescataran liberándolos de tan terrible sino. Fue entonces cuando dio la advocación dedicada a María como Nuestra Señora del Amazonas, como protectora de la restauración de la humanidad, y especialmente de los niños.

En 2021 el P. Adrián Álvez, misionero idente, que estaba entonces destinado en ese lugar, y posteriormente en Iquitos, publicó un interesante artículo en una revista de esta diócesis proporcionando datos enormemente valiosos que enriquecen y completan la historia de esta advocación a María que da nombre a una parroquia y a un colegio regido por los misioneros identes en esta ciudad.

Los hechos son los siguientes. En 1981 se clausuró la fundación idente de Puerto Ayacucho y la mayoría de los misioneros y misioneras fueron enviados a Perú, unos a San Pablo de Loreto, en el Río Amazonas, y otros a Iquitos. Fue en este sitio donde su obispo, monseñor Gabino Peral de la Torre, les propuso hacerse cargo de una parroquia de nueva creación en la zona de Moronacocha, donde residía la comunidad idente. Ayudados por el vecindario hallaron un terreno y comenzó la construcción del complejo parroquial en el Pueblo Joven Túpac Amaru. Cuando la iglesia estaba avanzada, propusieron al prelado que se consagrara a la Virgen María bajo la advocación legada por Fernando Rielo: Nuestra Señora del Amazonas. Monseñor Gabino dudaba. Y es que tal advocación no le resultaba familiar. Aceptó el nombre al recordar las palabras finales pronunciadas por san Juan Pablo II en su visita a Iquitos el 5 de febrero de 1985 diciendo: «A Ella, a María, Reina de la Selva Amazónica, encomiendo las intenciones y necesidades de los responsables de la fe y pueblo todo de esta extensa área geográfica. Ella os proteja y acompañe. Ella os dé aliento y os haga sentir la gran serenidad y confianza que derivan de la Palabra de Jesús: Id, predicad a todas las gentes, bautizándolas. “Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”».

Y el 23 de octubre de 1988, festividad del Domund, monseñor Gabino consagraba la iglesia parroquial de Iquitos con el nombre de Nuestra Señora del Amazonas. Había transcurrido una década desde aquella visita apostólica en la que el Fundador de los misioneros identes dio esta advocación.

 Unos años más tarde el padre agustino Nicéforo Rojo Merino, un reputado artista palentino que entonces residía en Bogotá y que llevaba dentro de su corazón la Amazonía, visitó Iquitos, y Mons. Gabino le pidió que pintara un cuadro de Nuestra Señora del Amazonas. La obra del religioso es una clásica Inmaculada Concepción que tiene a sus pies la luna y sobre ella varios angelitos, apreciándose debajo el río en cuya orilla se ven varias chozas y a la izquierda las hojas de una palmera, todo ello reflejando el signo de la protección y bendición de María a la selva y a sus pobladores. El cuadro pende de una de las paredes cercana al altar de esta parroquia regida por los misioneros identes sita en Cahuide 201, de Iquitos.

No confundir esta advocación con la de la Virgen de la Amazonía, de la que tanto se habló en el mundo a raíz del sínodo sobre la Amazonía realizado en Roma en 2019, que algunos denominaron Nuestra Señora de la Amazonía. Es completamente distinta a la legada por Fernando Rielo como Nuestra Señora del Amazonas. No hay parecido alguno ni en su iconografía ni en su simbolismo con esa imagen de rasgos indígenas que esta encinta que es la Virgen de la Amazonía. La alusión a esta última ha debido ser muy posterior, puesto que, como se ha dicho, monseñor Gabino Peral al inicio de los años 80 del siglo pasado no tenía noticias de que hubiese en toda la zona una referencia al Amazonas en la invocación a María. En una palabra, y para disipar cualquier duda, antes de la advocación legada por Fernando Rielo no se hallan antecedentes de este nombre dedicado a la Virgen.

Isabel Orellana Vilches, misionera idente