Continúan las aventuras de Elsa y Anna
Las últimas secuelas de algunos sonados títulos comerciales no han convencido al público, y este año hemos tenido varios claros ejemplos: “La Lego película 2”, “Men in Black International”, “X-Men: Dark Phoenix”…
“Frozen II” es, sin embargo, una positiva excepción. Sus productores han esquivado inteligentemente la típica tentación de las secuelas (más de lo mismo… y a seguir haciendo caja), logrando cumplir las expectativas de los fans de la anterior entrega y recuperando a quienes quizá no quedaron totalmente satisfechos con “Frozen I”. Pleno, pues, para Disney.
Chris Buck y Jennifer Lee, los directores, vuelven a capitanear al mismo equipo que en 2013 consiguió para “Frozen. El reino del hielo” el Oscar a Mejor Película de Animación. En esta segunda entrega, el detonante del guion es una misteriosa llamada que Elsa recibe desde un bosque encantado, donde podría encontrar todas las respuestas que estaba buscando sobre sus orígenes. Una motivación suficientemente atractiva para que Elsa, Anna, Kristoff y Olaf se embarquen en una aventura que será vital para el futuro del Reino de Arendelle.
En mi opinión, esta continuación supera a la entrega original, porque los personajes protagonistas están mucho mejor desarrollados (sobre todo Elsa), existe más conexión entre ellos, la aventura adquiere mayor sentido dentro de la historia y visualmente resulta más espectacular. De hecho, hay una escena desarrollada en el mar digna de entrar en el top de las secuencias más brillantes rodadas en este 2019.
Además, el argumento se atreve con varios temas relevantes. Uno de ellos de carácter espiritual, materializado en la voz que escucha Elsa y que la guía para que descubra su propio camino, a través de un bosque mágico lleno de obstáculos y peligros que deberá sortear para descubrir la verdad. Una prueba en la que se resalta el amor permanente de los seres queridos, capaz de salvar distancias y unir a las personas.
La trama aborda también la cuestión de la tolerancia, subrayando la necesidad de respetar a quien es diferente a ti: porque habla una lengua distinta, proviene de otra región o tiene otras costumbres. Como se oye en la película, el miedo a lo diferente nos hace malas personas, e incluso violentas. Las mayores proezas, viene a decir, se alcanzan cuando todos los pueblos del mundo trabajan juntos por el bien común.
Ideal para ver en familia o con amigos durante estas Navidades, “Frozen II” vuelve a demostrar que Disney sigue viviendo una nueva etapa dorada.
Juan Carlos Deán Del Junco