Se podría decir que hay películas para descansar.
Pues bien,“Háblame de ti”encajaría sin duda en esta hipotética y poco académica categoría. No es una obra mayor ni lo pretende. No está pensada a beneficio de la crítica sino del espectador“saturado” por los avatares del trabajo, de la familia…, de la vida. De hecho, el guión es una adaptación de un exitoso libro autobiográfico titulado “J’étais un homme pressé”(“Yo era un hombre bajo presión”), escrito por Christian Streiff. La cinta funcionó bien en la taquilla de su país, pero su estreno en el nuestro el pasado mes de marzo solo atrajo a unos 20.000 espectadores, quizá por falta de publicidad y sobrecargade la cartelera. Desde hace varias semanas su visionado se encuentra disponible a través de las distintas plataformas.
“Háblame de ti” se centra en la figura de Alain Wapler (Fabrice Luchini), incansable directivo de una empresa automovilística, que sufre un ictus cuando está a punto de lanzar al mercado un impactante nuevo modelo. Como el accidente vascular le ha afectado a la zona del habla del cerebro, Alain confunde las palabras (para diversión del público) y necesita la asistencia de Jeanne (Leïla Bekhti), una competente ortofonista cuya vida iremos conociendo paulatinamente. Y además está Julia (Rebecca Marder), la hija de Alain a que su padre apenas le ha prestado atención. Y Vincent(Igor Gotesman), el bromista enfermero enamorado de Jeanne.
Aunque es una comedia francesa, Hervé Mimran, el director, ha adoptado un tono cercano a la ingenuidad de las feel good movies norteamericanas. De modo que suaviza el drama y consigue que el filme se vea con una sonrisa, gracias sobre todo a la evidente vis cómica de un gran actor como es Fabrice Luchini, presente en el 90 por ciento de los planos. La realización y el desarrollo son algo convencionales, pero los exteriores lucen, el reparto es bueno y el ritmo no decae. No es poca cosa. Además, el guión rema a favor del público y las subtramas están concebidas para subrayar la buena voluntad de la mayoría de los personajes. Sí, hay algo de buenismo, ciertamente, pero también una invitación a elevar la mirada; porque no parece casual que en la relación de Alain con su hija adquiera un particular protagonismo el Camino de Santiago. Si el lector quiere saber por qué, lo mejor es darle una oportunidad a esta película apta para todos, sencilla y agradable.
Juan Jesús de Cózar