La Iglesia celebró el pasado 1 de enero la Jornada Mundial de la Paz. Con este motivo, desde que fue instituida esta jornada, los distintos papas desde san Pablo VI hasta hoy (en total 52 veces), publican un mensaje para orientar a los cristianos cómo construir la paz. El lema de este año es: La buena política está al servicio de la paz.
¿Qué es para el Papa la buena política?
-Es la que sirve de vehículo para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre.
-Es la que presenta al ciudadano a los distintos niveles en que se ejerce la política (local, regional, nacional y mundial), el contenido y el valor de la opción que se le presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad, de la nación, de la humanidad.
-Es la que se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas.
-Está al servicio de la paz; respeta y promueve los derechos humanos fundamentales, que son igualmente deberes recíprocos, de modo que se cree entre las generaciones presentes y futuras un vínculo de confianza y gratitud.
-Estimula la participación de los jóvenes talentos.
-Reconoce los carismas y capacidades de todas las personas.
Las bienaventuranzas de la política
Para llevar esta a la práctica el Papa propone las Bienaventuranzas del cardenal vietnamita François-Xavier Nguyễn Vãn Thuận, que deberían ser asumidas por cualquier político, independientemente del partido al que pertenezca:
Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel.
Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad.
Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.
Bienaventurado el político que permanece fielmente coherente.
Bienaventurado el político que realiza la unidad.
Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical.
Bienaventurado el político que sabe escuchar.
Bienaventurado el político que no tiene miedo.
No todo es bueno en política. Por eso el papa nos habla de:
Los vicios de la política:
-Ineptitud personal.
-Corrupción, tanto en la apropiación indebida de los bienes públicos como en el aprovechamiento de las personas.
-Negación del derecho.
-Incumplimiento de las normas comunitarias.
-Enriquecimiento personal ilícito.
-La justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la “razón de Estado”.
-La tendencia a perpetuarse en el poder.
-La xenofobia y el racismo.
-El desprecio de los que se han visto obligados a ir al exilio.
-El rechazo al cuidado de la Tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato.
¿Qué debemos hacer cada uno de nosotros?
Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común. La auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales. Hoy más que nunca nuestras sociedades necesitan “artesanos de la paz” que puedan ser auténticos mensajeros y testigos de Dios Padre que quiere el bien y la felicidad de la familia humana.
Por tanto cada uno de nosotros debemos estar en paz con nosotros mismos, paz con el otro: la familia, el pobre, el que sufre, el extranjero…y paz también con la creación reconociendo el don de Dios y la parte de responsabilidad que nos corresponde a cada uno.