Un grupo de cuarenta personas de la Parroquia de Santiago el Mayor, de Alcalá de Guadaíra, ha peregrinado a la Tierra Santa.
Del 4 al 12 de septiembre se pusieron en camino para un “encuentro personal y comunitario con el Resucitado visitando los Lugares Santos de su infancia, vida pública, pasión y resurrección”. Las celebraciones eucarísticas y litúrgicas tuvieron un espacio primordial en toda la peregrinación, guiados por el franciscano Fray Miguel Cobo, de la Custodia de Tierra Santa.
Comenzaron por Galilea: Nazaret, con Eucaristía en la Basílica de la Anunciación; Caná, con la Renovación de las Promesas Matrimoniales de los Matrimonios asistentes, el Tabor, Cafarnaúm, Tabga, las Bienaventuranzas, y una navegación por el Lago de Genesareth. También, los peregrinos visitaron Séforis, lugar de san Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen y los abuelos de Jesús, “por lo que los abuelos que venían se sintieron muy identificados”.
Continuaron la ruta por la orilla del Jordán, y a la altura de Jericó, ya en Judea, los peregrinos pudieron renovar las Promesas Bautismales. Después, lo primero fue Betania, “donde se puso de manifiesto la cercanía de Jesús, que se hace amigo de los hombres para llevarles a la Vida”. En Belén fue “la explosión de júbilo y alegría navideña”; allí celebraron la Eucaristía en el Campo de los Pastores, y después visitaron la Gruta de la Natividad, la Gruta de la Leche y la Casa de José. Tras Belén, fueron a Ain Karim, a las dos Basílicas: Visitación, donde cantaron el Magnificat, y Natividad de San Juan Bautista, con el Benedictus.
Los últimos días se reservaron para visitar la Ciudad Santa de Jerusalén. Entre las experiencias vividas en estos días los peregrinos destacan la Santa Misa en el Calvario a las seis de la mañana; el Monte de los Olivos, donde tuvieron una Hora Santa ante Jesús Sacramentado; las iglesias de Betfagé y Dominus flevit, la Ascensión, la Dormición y Asunción de María; el Monte Sión, el Palacio de Caifás con la calzada romana por donde anduvo Jesús; San Pedro en Gallicantu; el Cenáculo, donde celebraron la Eucaristía y renovaron las Promesas Sacerdotales y de la Confirmación; el Pretorio, donde comenzaron la Vía Crucis por las calles atestadas de Jerusalén para concluir en el Santo Sepulcro.
Desde la comunidad parroquial han asegurado que sólo queda “dar gracias a Dios” por este “regalo” y “seguir peregrinando por nuestras vidas, dando testimonio de su fe, y pedir que Él se haga compañero de camino”.