La moderna comedia francesa combina una serie de elementos característicos, generalmente bien asimilados también por los paladares del resto del público europeo. España no es una excepción, y títulos como “Intocable” (2011) o “C’est la vie” (2017), éxitos rotundos en Francia, también lo fueron en nuestro país. Nuestros vecinos saben vender muy bien su cine, que cocinan con ingredientes hábilmente seleccionados: guiones divertidamente inteligentes, diálogos sugestivos, réplicas ingeniosas, críticas suavemente mordaces, interpretaciones poderosas…, y también una pizca de chistes fáciles, unas gotitas de cinismo y un rociado de relativismo al uso para evitar encasillamientos.
En la cartelera actual destaca una película que cumple con la mayoría de los parámetros señalados en las líneas anteriores, aunque hay que reconocerle un nivel de interés y de elegancia superiores a los de otros filmes similares. Se titula “La biblioteca de los libros rechazados” y es la adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de David Foenkinos, uno de los escritores franceses más populares de este siglo XXI. Una entretenida cinta dirigida por Rémi Bezançon, con un actor enorme (Fabrice Luchini) y un guión chispeante conscientemente inverosímil en algunos puntos de giro.
La historia, con aire de thriller literario, nos presenta a una pareja: Fred (Bastien Bouillon), joven escritor que no ha logrado el éxito esperado con su primera novela, y Daphné (Alice Isaaz), su novia y editora. Un día, visitando ambos al padre de Daphné en su encantador pueblecito, ella descubre una singular biblioteca donde se guardan manuscritos rechazados por las editoriales. Allí, una carpeta roja llama la atención de Daphné; se trata de una novela titulada “Las últimas horas de una historia de amor”, de Henri Pick. Fascinada por el relato, decide publicar el texto que alcanza en pocas semanas un éxito rotundo de ventas. Pero, ¿quién es Henri Pick? Para descubrirlo entra en escena Jean-Michel Rouche (Fabrice Luchini), un famoso crítico literario, impertinente y escéptico.
Lo que he contado es solo el primer hilo del argumento, porque queda todavía la madeja: las relaciones entre los diversos personajes, los intereses de las editoriales, la influencia de la literatura en los lectores, la labor del crítico literario o las desdichas del escritor novel. Todo ello en un tono ligero, que quiere ser positivo aunque antepone la diversión a la profundidad. Donde quizá la película se muestra más inconsistente y pesimista es en el apartado sentimental: matrimonios o parejas que se rompen, inicio de una nueva relación con los restos del ‘naufragio’ afectivo…
En conclusión: un título ágil y ameno, culto y refinado, que hubiera alcanzado cotas más altas con una mayor amplitud de miras.
Juan Jesús de Cózar