Cubrir a las embarazadas con la capa de Santa Teresa de Jesús es una tradición muy antigua.
La mayoría de las veces, la embarazada, ya próxima la fecha de su parto, llama al Monasterio de San José del Carmen, conocido como «Las Teresas” del Barrio de Santa Cruz, y fija una cita con las carmelitas. A la hora y día previstos la futura mamá, sola o acompañada, llega al convento y tras dirigirse a la tornera entra en el locutorio. Allí se pone la capa con la que murió Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes y monjas y visitantes rezan juntos para que el parto sea bueno para la madre y el niño. Y unos meses más tarde acuden de nuevo para que las carmelitas conozcan a su hijo. En ocasiones el ritual de la capa tiene lugar al principio del embarazo por problemas detectados al crío en la gestación. O bien acuden mujeres que tienen dificultades para quedarse embarazadas.
No es la capa la única reliquia que guardan las carmelitas. Gracias al padre Jerónimo Gracián, que tenía una hermana monja en este monasterio, el convento de San José del Carmen guarda numerosas reliquias de Santa Teresa. Se exponen en la sacristía y todas se pueden ver en las visitas culturales concertadas para grupos, así como la Iglesia. La pieza más importante es el manuscrito original autógrafo de “Las Moradas o el castillo interior”. Llegó al convento en 1618 como parte de la dote de una monja, hija de un benefactor del convento, Pedro Cerezo. En la actualidad, según comenta Sor María, la priora, se contempla una de las primeras ediciones en facsímil ya que tras su restauración el original está guardado al considerar los técnicos que podría sufrir daños.
También puede verse en el convento el único retrato real de Santa Teresa, obra de fray Juan de la Miseria
Se expone también el Peregrino, el Niño Jesús que llevaba en sus viajes, y el conocido como “Quitito”, que trajo de América su sobrina Teresita de Cepeda, así como un retrato de esta. Otros objetos que se pueden admirar son su campana, llamada “ronquita”, relicarios de su velo, de una falange de un dedo, de un fragmento de costilla, nueve cartas y una losa de la casa de la calle Zaragoza donde estuvo el convento diez años, hasta 1586, cuando San Juan de la Cruz compró las cosas del monasterio actual y ayudó en la mudanza.
La fundadora no quería conventos tristes
Muy curioso es el tamborcito que tocaba Santa Teresa de Jesús en las fiestas de la comunidad. Las carmelitas viven en pobreza, silencio y clausura con gran alegría, como ella quería. Así, el 6 de enero la priora reparte los regalos de Reyes a las monjas, que suelen ser algo que les hace falta, en una carroza que preparan con gran habilidad e ingenio y en secreto las propias religiosas. Este año, la carroza representaba a Heidi, su perro Niebla y su corderito. Una maravilla de guata con relleno de periódicos viejos.
Las carmelitas se dedican a la encuadernación, a los bordados litúrgicos y en blanco, y a la artesanía; pero estos trabajos no les dan para mantenerse si no fuera por las pensiones de las ancianas. Gracias a la generosidad de los sevillanos, sobre todo de sus vecinos del Barrio de Santa Cruz, han podido salvar el claustro que estaba en peligro. Con algunos donativos, están pendientes de arreglar el patio exterior, las humedades de la Iglesia, la espadaña y la electricidad.
Gloria Gamito
Convento de San José del Carmen
C/ Sta. Teresa, 5
41004 Sevilla
tlfn: 954 21 23 07
Horarios de misa (todo el año):
Laborales a las 8:45 horas y festivos a las 9:00 horas