Representantes de las Cáritas parroquiales de la archidiócesis participaron el pasado 16 de junio en la asamblea diocesana de Cáritas, que tuvo lugar en el Seminario Metropolitano.
La asamblea, que constituye el máximo órgano colegiado de la institución, había sido convocada con carácter ordinario y estuvo presidida por su director, Mariano Pérez de Ayala, acompañado del delegado episcopal en Cáritas Diocesana, el sacerdote Salvador Diánez.
La presentación de los informes de gestión y económico, que recibieron el respaldo unánime de los asambleístas, ocupó la primera parte del encuentro. Según desglosó el responsable de la institución, en línea con los datos aportados en la memoria institucional, presentada hace pocos días, la labor social de Cáritas en la archidiócesis se extendió hasta llegar 46.319 personas, con una inversión global cercana a los trece millones de euros. En su intervención, el director recordó el recientísimo naufragio que ha costado la vida a cientos de personas migrantes en aguas del Mar Jónico, manifestó su repulsa a las actuales condiciones de la Frontera Sur y reafirmó el compromiso de la institución con la protección de las personas migrantes más vulnerables.
Junto a los puntos preceptivos del orden del día, el trabajo de la asamblea dio continuación al proceso de reflexión y planificación realizado durante el presente curso por los agentes y equipos de la institución. Con el propósito de «poner encima de la mesa los desafíos más urgentes que la realidad actual nos plantea y que debemos ir abordando de cara al futuro», la secretaria general, Victoria Martín, y la responsable técnica de Territorios, Pilar Galindo, presentaron el documento «La Cáritas del siglo XXI», «con una reflexión de contexto y una segunda parte de retos y propuestas aportados en los distintos grupos de trabajo». Estructurada en seis apartados (Identidad, Comunidad cristiana, Agentes, Territorio, Acción social y Comunicación), las intervinientes realizaron una pormenorizada lectura de las aportaciones realizadas. «No somos ni una ONG, ni una empresa de servicios sociales, sino la Iglesia organizada en el servicio de la caridad, llamada a ofrecer el testimonio personal y comunitario en una sociedad secularizada», manifestaron. En la amplia batería de propuestas, se refirieron también, entre otros asuntos, a las cuestiones del rejuvenecimiento y el relevo generacional, la «mirada de derechos», la transformación digital o la comunicación interna.
Como gesto con ocasión del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, y en signo de adhesión y reconocimiento a las personas participantes en los proyectos de promoción personal y comunitaria de personas mayores, durante la asamblea se dio lectura al «Manifiesto por los buenos tratos a las personas mayores»: «desde Cáritas Diocesana de Sevilla seguiremos acompañando y trabajando para que el envejecimiento sea tratado con calidad, con dignidad, en clave de derechos y sobre todo con el amor que es lo que caracteriza nuestra acción».