La confesión, ¿Es un sacramento?
Si, algunas personas lo pasan desapercibido, pero el sacramento de la confesión (de la penitencia o de la reconciliación) es la celebración del amor misericordioso de Dios, que nos perdona los pecados por medio de Cristo muerto y resucitado, y quien, mediante el ministerio de la Iglesia, nos reconcilia con Dios y con los hermanos.
Confesarse significa, por tanto:
– Ponerse a escuchar la Palabra de Dios y reconocer el propio pecado.
– Celebrar el amor misericordioso de Dios Padre, que:
- Perdona nuestros pecados, lavándolos con la sangre de su Hijo;
- Nos comunica su misma vida divina (gracia sacramental);
- Nos reconcilia con Él y entre nosotros, reconociendo nuestro vínculo de hermandad universal;
- Acoge y fecunda nuestro compromiso personal de continua conversión inaugurado en el Bautismo y que se acrecienta por las exigencias de la celebración eucarística;
- Abre nuestro corazón arrepentido al soplo del Espíritu Santo, que conduce a la justicia, la caridad, la libertad, la vida y la alegría.
Recordemos que este sacramento lo ha instituido Jesucristo en la noche de Pascua, cuando, mostrándose a sus discípulos, les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes remitiereis los pecados le son remitidos; y a quien se los retuviereis, le son retenidos.” (Jn 20,22-23).
Fuente: Catholic.net