El número 325 de la revista Iglesia en Sevilla, de 15 de enero de 2023, está dedicado a Benedicto XVI. Podemos encontrar en dicho número de la revista varios artículos, escrito por diferentes católicos, que de una forma clara muestran el valor que ha tenido el magisterio de Benedicto XVI que falleció el pasado diciembre. En el editorial que inicia el texto de la revista, se muestra el titular: Adiós al papa que “nos enseñó a poner a Cristo en el centro de la vida”. En la homilía de la Misa Funeral celebrada el 10 de enero, Monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, expresó que “nos ha dejado un hombre sabio, bondadoso y valiente al que el Señor bendijo con un carisma que hizo fructificar a lo largo de su pontificado. Destacó en su homilía Monseñor Saiz Meneses el mensaje social del papa Benedicto XVI de su Encíclica Caritas in veritate donde nos presenta el desarrollo humano integral, tan necesario hoy, en la caridad y en la verdad con una profunda reflexión sobre “el sentido de la economía y sus fines, poniendo a la persona en el centro de la actividad económica”. En estos días se ha reunido el Foro de Davos, sería muy deseable que sus integrantes antes de dicho foro hubiesen estudiado la Encíclica Caritas in veritate del papa Benedicto XVI. Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo Emérito de Sevilla, también contribuyó en Iglesia en Sevilla con un artículo con un titular muy claro “El pontificado de Benedicto XVI fue corto, pero intenso y rico en frutos sobrenaturales y apostólicos”.
Hemos titulado esta contribución al blog “La oración de Benedicto XVI”. Queremos destacar el valor de la oración, herramienta vital y trascendente en la que creemos sin ninguna duda. Mi padre me enseñó desde pequeño el valor de la misma y la importancia de rezar. Pero no solo rezar oraciones como forma personal de encuentro con nuestro Señor, sino como herramienta transformadora también de realidades materiales. Mi padre me decía que cuando quisiera agradecer algo rezara y también, y sobre todo, cuando viese algo en la vida que mereciese una oración en el sentido de pedir ayuda para alguien. Me insistió mi padre en la importancia del Padrenuestro y el Ave María, dos oraciones a las que el papa
Francisco ha dedicado dos hermosos libros que merece la pena leer y meditar. Creemos absolutamente en el poder transformador individual y colectivo de la oración. En nuestra vida diaria, en la calle, en el trabajo, en el hogar hay momentos donde debemos orar para agradecer y pedir por los demás. He tratado de transmitir esta idea a mis hijos y lo haré con mis nietos con el convencimiento del poder transformador y benéfico de la oración. Si el papel de la oración de cualquier católico de a pié es necesario, me he planteado a veces la importancia que tiene la oración de un papa, cercano a Dios y elegido por Él, a través del Colegio Cardenalicio. La importancia de la oración de Benedicto XVI por el planeta, el mundo y las personas ha tenido importancia y el encuentro de nuestra oración individual, en la vida diaria, por las intenciones del papa es importante. Lo hicimos sin duda con Benedicto XVI y lo hacemos con Francisco. La unión en la oración es esencial para ayudar colectivamente a esta humanidad y a este planeta que tanto lo necesita. La oración continua de un papa es esencial, pero no debemos olvidar nuestra contribución en sinergia con sus intenciones y nuestra contribución individual en todo momento y lugar de nuestra vida.
Quisiéramos contribuir a resaltar la labor de Benedicto XVI haciendo algún comentario sobre su Encíclica, de 2009, Caritas in veritate. Sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad. La Encíclica es el documento del papa Benedicto XVI con un gran contenido ecológico en el sentido científico esencial del concepto donde el ser humano es contemplado como parte esencial del sistema natural planetario, en el que los sistemas sociales y ecológicos muestran una continua interacción, pudiendo ser contemplados como integrados en un único sistema afectado por importantes cambios globales, constituyendo un importante precedente a la Carta Encíclica Laudato Si´ Sobre el cuidado de la casa común, del papa Francisco. Dice el papa Benedicto XVI el amor -caritas- es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Y nos insiste en documento que existe en el mundo actual una tendencia a considerar, en el ámbito social, jurídico, cultural, político y económico, irrelevante la caridad para interpretar y orientar las responsabilidades morales. Llevar la caridad a la ética vivida, a nuestra actuación diaria, no permitiría ver de otra manera los problemas ecológicos del planeta y el desastre social que vivimos a nivel global y local por la idea de crecimiento y progreso que desarrollamos, muy alejados del concepto esencial de desarrollo humano integral base de esta Encíclica.
Dice Benedicto XVI que hoy se relativiza la verdad y no se practica con la intensidad adecuada la caridad, debemos prestar un servicio a la caridad, iluminada por la verdad, y contribuir a dar fuerza a la verdad mostrando su capacidad de autentificar y persuadir en la concreción de la vida social. La verdad es necesaria hoy en nuestra sociedad, en un mundo de oscuros intereses y muy poco transparente con negociaciones entre poderes de todo tipo, donde los seres humanos y el resto de las criaturas de la Biosfera son piezas sin valor en un escenario de negocios y transacciones que buscan el lucro de minorías, frente al desarrollo necesario de la mayoría. Verdad y caridad son herramientas fuertes pata la transformación del mundo actual, de ahí la importancia de las ideas transmitidas por el papa Benedicto XVI en la Encíclica, ideas que pueden fertilizar la mente de creyentes, incluso de otras religiones, y de los no creyentes. Es un mensaje universal para un mundo globalizado de una manera equivocada, existe un bien que es el bien individual, pero existe también un bien que se relaciona con el vivir social, lo denominamos el bien común. El Estado de Bienestar, generado en la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, y tan destruido hoy por el capitalismo global, es una forma de bien común deseable donde se manifiestan relaciones de equidad y justicia, y Benedicto XVI nos dice Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad. Todo cristiano está llamado a esta caridad.
La universalización del bien común, que nos pide Benedicto XVI, choca con la vigente globalización y utilización generalizada de recursos que impide el correcto desarrollo de los pueblos a través de la idea de un crecimiento ilimitado, por otro lado, imposible en un planeta de recursos limitados, que no nos favorece localmente. Existe hoy un grave riesgo debido a que, en palabras de Benedicto XVI, la interdependencia entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto. Solo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano. El auténtico desarrollo consiste en compartir bienes y recursos sin atentar contra el medio ambiente común, pero no se asegura solo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia, insiste Benedicto XVI, sino con la fuerza del amor que abre la conciencia del ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad. La Iglesia tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. La fidelidad a la verdad es la única garantía de libertad y de la posibilidad de un desarrollo humano integral.
Benedicto XVI se ha encontrado ya con su creador, y su oración seguirá viva para nosotros como lo estuvo en su vida en la tierra. Cultivemos la oración, hay diversas formas de hacerlo, en nuestra vida diaria con la seguridad del encuentro trascendente que representa y con el poder transformador de realidades que implica.