Ford VS Ferrari, amistad más allá de la rivalidad
Notable película del estadounidense James Mangold, que transporta al espectador a la década de 1960 y lo introduce en los entresijos de la histórica rivalidad que mantuvieron Henry Ford II y Enzo Ferrari por construir el mejor coche de carreras. Le Mans, el mítico circuito francés, se había convertido en el principal test dela ingeniería automovilística, la prueba de fuego para verificar la potencia de los fabricantes. En esos años Ferrari ejercía un absoluto dominio y Ford, que estaba atravesando una crisis financiera, se propuso resolverla destronando a la compañía italiana.
Mangold y su equipo de guionistas adaptan un libro de A. J. Baime y lo convierten en un filme apasionante (a pesar de sus 152 minutos), incluso para quienes no se sientan atraídos por el mundo del motor. Y lo consigue mediante una escritura perfectamente estudiada y medida hasta en sus más breves líneas de diálogo; a través de unos personajes muy bien diseñadosy unas interpretaciones sobresalientes de Matt Damon y Christian Bale; y ‘sacando’ al público de sus cómodas butacas para hacerle sentir el vértigo de las carreras, con unas coreografías automovilísticas espectaculares y llenas de emoción. Pero es que, además (o sobre todo), “Le Mans ‘66” está vertebrada por una estupenda historia de amistad entre el diseñador de coches Carroll Shelby (Damon) y el combativo piloto Ken Miles (Bale), muy bien condimentada con otros breves pero sustanciosos ingredientes argumentales: la entrañable relación de Miles con su mujer y su hijo; la sincera lealtad de los empleados de Shelby; la pasión por el trabajo bien hecho…Y actúan como contraejemplo la ambición, la envidia y la mentira de quienes buscan el éxito egoísta a costa del fracaso de los demás. Hasta ahora he contado muy poco de la trama, porque es preferible dejarse sorprender por una cinta que arranca despacio pero segura, toma velocidad en su cuerpo central y acelera en el tramo final, rematado con un perfecto clímax en Le Mans los días 18 y 19 de junio de 1966.
Aunque brillante en todos los apartados técnicos (dirección artística, música, fotografía, sonido…), la clave que redondea el conjunto es su dinámico montaje, que se traduce en la claridad de la narración, el ritmo preciso y la naturalidad de las transiciones entre las escenas.Altamente recomendable para jóvenes y adultos, elegante, positiva y motivadora, “Le Mans ‘66” merece un hueco en la agenda…y algunas nominaciones en la próxima edición los Premios Oscar.
Juan Jesús de Cózar