El pasado domingo celebramos la solemnidad del Corpus Christi y por ello presentamos en la sección dedicada a Murillo dos cuadros con temática eucarística: “la Santa Cena” y el “Triunfo de la Fe y la Eucaristía”, ambas realizadas para la Iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla. El primero data de 1650 y permanece aún allí, mientras que el segundo puede fecharse entre los años 1662-65 y hoy se muestra en Oxfordshire.
Encargado por la Hermandad Sacramental, en la composición de «La Santa Cena” Murillo se inspira en obras de Rubens y de Herrera el Viejo, y narra el momento de la institución de la Eucaristía empleando un estilo tenebrista; la luz que proviene de las velas ilumina los rostros y el mantel, dejando el resto en penumbra, dotando de gran expresividad el conjunto. Murillo logra así atraer toda la atención hacia el rostro de Cristo, que ocupa el centro de la composición y alrededor del cual se disponen los apóstoles. Jesús aparece en el momento de la consagración, en actitud de bendecir con su mano derecha el pan que sostiene con su izquierda, mientras eleva su mirada al cielo, con un gestoque recrea las palabras de la consagración: “El cual, la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed todos de Él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros” (plegaria eucarística I). Murillo despeja totalmente la mesa de alimentos, para convertirla en un altar, en el que se destaca la blancura del mantel.
Según Montoto, el San Juan es un autorretrato de Murillo, siendo esta información posible debido al gran parecido que muestra con el autorretrato de joven (1650-55), como indica el profesor Valdivieso.
Al final se deleita en ellos
“El Triunfo de la Fe y la Eucaristía” se encontraba en el testero de la nave del Evangelio formando pareja con la Inmaculada que está hoy en el Louvre, y desarrolla un tema típico de la Contrarreforma: el triunfo de la verdadera Fe y de la presencia real de Cristo en la Eucaristía frente a los protestantes. Así, muestra la Fe como una matrona sentada en una nube, que sostiene en una mano el cáliz con el Santísimo, mientras que con la otra sostiene la Biblia y las llaves de la Iglesia, encontrándose bajo el Espíritu Santo paráclito. A su lado, un ángel porta la filacteria con la leyenda: “In finem dilexit eos. Ioannes cap. XIII”, tomada del relato de la última Cena del Evangelio de Juan (13,1).
Frente a la Fe aparece un grupo heterogéneo de personas que representan la Iglesia, que con devocióny admiración veneran la Eucaristía. Como ya hemos señalado varias veces, de nuevo en Murillo se confunden el cielo y la tierra, para mostrar que la Eucaristía, presencia real y viva de Cristo Resucitado, rompe la separación entre Dios y nosotros por la Fe.
Antonio Rodríguez Babío (Delegado diocesano de Patrimonio Cultural)