Hoy 16 de julio es la festividad de Nuestra Señora del Carmen, la Flor del Carmelo y Stella Maris para la gente del mar y todas las personas en peligro, Abogada del Purgatorio y esperanza de casa eterna para los carmelitas que moran en ella. Sin duda es de las advocaciones marianas más populares a nivel mundial por lo que en España, y en Andalucía en concreto, se vive con gran efusión.
La Orden del Carmelo, repartida por todos los continentes, es además una de las más numerosas. La rama femenina lidera desde hace años el ránking de monjas contemplativas en número. Y en el caso de Sevilla capital es la orden no educativa con más presencia.
Los orígenes y los fundadores no son muy conocidos, por eso me gustaría ofrecer algunos datos para concluir con la presencia carmelita, ciñéndome a Sevilla capital. Pese a ser un medio de la Diócesis, pido disculpas por no hacer extensivo el artículo al resto de localidades.
Orígenes del Carmelo
El Padre Ismael Martínez Carretero O.C. (qepd) elaboró un exhaustivo estudio a raíz del 650 aniversario de la llegada de esta orden a Sevilla, una llegada tardía en comparación al resto de órdenes mendicantes, si bien la fundación es anterior a las mismas. Pero no tiene ni año de fundación concreto ni un solo fundador, ni tan siquiera un grupo concreto de fundadores como los Servitas. El entorno lo explica. Mientras cruzados y órdenes mendicantes acudieron a Tierra Santa, la orden carmelita surge allí. El nombre deriva de su lugar de fundación: el Monte Carmelo. Uno de los lugares más fértiles desde tiempos inmemoriales, que en hebreo se conocía como “viñedo de Dios” y en árabe como “jardín”. De ahí los apelativos que recibe la Virgen. Como curiosidad la palabra latina “carmen” significa “canto” y nada tiene que ver.
El lugar elegido es aquél donde el Profeta Elías proclamó que Yahvé siempre sería el Dios de Israel según el Primer Libro de Reyes. Un número indeterminado de ermitaños se estableció allí a finales del siglo XIII, para llevar una vida apartada de oración. Vivían frente a la fuente de la que se alimentó y la cueva en la que vivió Elías, aunque según la tradición, desde su sucesor Eliseo, siempre hubo ermitaños en una continuidad que les alcanzaba. De hecho a San Elías, que se celebra el 20 de julio, lo consideran su Fundador y el lema de la orden es su frase Zelo Zelatus sum pro Domino Deo exercituum, me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos.
La primera regla la otorga el Patriarca de Jerusalén, Alberto de Vercelli o San Alberto, en una larga lista de santidad carmelita, aunque oficialmente es beato, entre 1206 y 1214 y solo se sabe que su destinatario era “un tal B.” Se supone que es San Brocardo, el segundo general de la recién nacida orden. Será a él a quien la Virgen le promete que su “blanca Orden del Carmelo” vivirá mientras el mundo exista. Aunque el color marrón carmelita les identifique, prevalece el blanco como pureza de María. Es una orden mariana desde el primer instante de su existencia. Su nombre es Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo pues entre aquellas primitivas celdas se levanta un oratorio dedicado a la Señora y Patrona del lugar, que será venerada como Mater et Decor Carmeli, Madre y Hermosura del Carmelo. Y la promesa de la Virgen confortará al carmelita, que vive orientado, con toda su alma mirando a Tierra Santa, pero confiado en que su casa terrenal permanecerá siempre. Esto es algo muy importante porque esa esperanza ha sobrevivido a todos los avatares históricos: guerras, desamortizaciones, secularizaciones; pasara lo que pasara, hombres y mujeres del Carmelo, no solo esperaban, sabían que volverían. No es casualidad que en la actual Sevilla haya cuatro conventos, superando la media de supervivencia tras tanto daño a la Iglesia. Y como curiosidad, hoy dices Padres Blancos y solo se piensa en el colegio del barrio sevillano de Los Remedios pero durante siglos nuestros antepasados así llamaban a los carmelitas, por su lucida nívea capa.
Estrella de los mares
Tras el ataque de los sarracenos en el año 1291, los monjes huyeron al puerto y mientras embarcaban se les pareció la Virgen prometiéndoles que Ella es su Stella Maris, su Estrella de los Mares. De ahí el patronazgo del mar y todo lo ligado al mismo, aunque desde la Batalla de Lepanto, de la que se cumplen 450 años, la Virgen del Rosario es la Patrona de la Armada Española. Pero ambas advocaciones están ligadas, como vemos en el azulejo de la trianera Virgen de la Estrella en la fachada del Convento del Santo Ángel.
En los orígenes de la congregación también destaca San Simón Stock. Desde el punto de vista práctico se le recuerda como sexto general y reformador de la orden imprimiéndole un carácter de apostolado. Pero su impronta desde el punto de vista espiritual es honda. A él la Virgen le entregó el Escapulario un 16 de julio del año 1251 diciéndole: “Este será el privilegio para ti y todos los carmelitas; quien muriere con él no padecerá el fuego eterno, es decir, el que con él muriere se salvará».
Por eso la Virgen del Carmen es la Reina y Protectora de las Ánimas Benditas del Purgatorio. Aquí la religiosidad popular ha contribuido a su difusión y abundan los retablos cerámicos con esta iconografía, en Sevilla lo vemos en la iglesia de Omnium Sanctorum, por ejemplo; y la imagen de la Virgen del Carmen es la que más vemos en los camposantos. Las promesas de la Virgen del Carmen al fiel que porta el Escapulario lo libera del infierno y lo lleva al Cielo el sábado siguiente a su muerte.
La Orden del Carmelo en Sevilla
Se conoce un documento de donación de una casa a favor de la orden del 1 de abril del año 1358 y otra donación bajo petición del Rey Pedro I. Sobrada es la mala fama de éste pero también es reconocida su protección a la Iglesia, especialmente tras el terremoto de 1356. Esta primera fundación se conocerá como Casa Grande del Carmen, de enorme extensión partiendo de la calle Baños y muy castigada por los avatares históricos, hasta su reconversión en el actual Conservatorio.
Después se fundarán San Alberto, hoy de los Filipenses y el Convento de Nuestra Señora de los Remedios, hoy sede de la Fundación González Abreu. Conventos que desaparecieron son el de Belén, en la Alameda o el eremítico de Santa Teresa, muy desconocido, junto a la Cruz del Campo.
En el siglo XVI llega la reforma con la presencia en Sevilla de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, gran difusora de la devoción a San José. El escudo carmelita es el Monte Carmelo sobre un óvalo con tres estrellas que simbolizan las tres virtudes teologales. Con la reforma se añade una cruz al remate del monte.
De 1983 a 2007 los carmelitas se encargaron de la Parroquia del Carmen del Barrio de las Moradas, cuyas calles tienen nombres carmelitas a iniciativa de la propia orden, en el Parque Amate.
Todos los carmelitas están hoy representados en Sevilla: frailes descalzos (Santo Ángel), Antigua Observancia (Buen Suceso), monjas descalzas (Las Teresas) y Antigua Observancia (Santa Ana). En la actualidad hay cinco hermandades de gloria y una penitencial. Además procesionan otras cuatro.
Rezamos a la Virgen del Carmen con la oración del propio San Simón Stock:
“Flor del Carmelo
Viña florida, esplendor del cielo;
Virgen fecunda y singular;
oh Madre dulce
de varón no conocida;
a los carmelitas,
proteja tu nombre,
estrella del mar.”