¿Dónde verla?: Disney+, Filmin, Rakuten TV
Hace veinte años se estrenó una de esas películas que, de vez en cuando, logran el acuerdo unánime de crítica y público: “Los chicos del coro”. Esta producción familiar francesa, dirigida y escrita por Christophe Barratier, logró llevar a las salas de cine del país vecino a más de ocho millones de personas. En España atrajo a casi dos millones de espectadores. Internacionalmente, el largometraje fue nominado a dos premios Óscar (mejor película en habla no inglesa y mejor canción) y a un Globo de Oro, y logró galardones otorgados por varias academias europeas de cine.
Con todos estos méritos, “Los chicos del coro” ocupa un lugar importante en la historia del cine, de visión obligada para las nuevas generaciones, cinéfilas o no. La cinta es un remake de “La Cage aux Rossignols”, también francesa y dirigida por Jean Dréville en 1945. La historia es sencilla y lineal: estamos en 1949 y la escasez de trabajo obliga a Clément Mathieu, profesor de música, a aceptar un empleo como vigilante en un reformatorio de menores. El director del centro piensa que ‘la letra con sangre entra’, pero sus métodos resultan antipedagógicos y contraproducentes. Mathieu se percata enseguida del error y organiza un coro polifónico con los chicos, para encauzar sus energías y estimular su afán de superación. Su piedra de toque será Pierre, uno de los muchachos mejor dotados musicalmente y también de los más problemáticos.
Gérard Jugnot encaja a las mil maravillas en el papel de Mathieu, regalándonos una interpretación llena de naturalidad. El espectador le acompaña en sus vicisitudes, comprende sus aspiraciones y sus frustraciones, y se identifica enseguida con el idealismo de un profesor que sabe conjugar la fortaleza con la bondad. La pegadiza banda sonora de Bruno Coulais traspasó fronteras y lleva años sonando en celebraciones de todo tipo. Los temas están interpretados por “Les Petits Chanteurs de Saint-Marc” de Lyon y su solista, Jean-Baptiste Maunier, encarna al sensible y rebelde Pierre.
“Esto es lo que más me gusta del cine, y lo que tienen en común mis películas preferidas: ¿cómo puede contribuir un individuo a mejorar el mundo? Sé que el cine no puede cambiar las cosas, pero puede despertar las ganas de intentarlo”, declaró Christophe Barratier. Aunque el argumento no es original porque ha sido utilizado en un puñado de títulos, desde “Adiós Míster Chips” (Sam Wood, 1939) hasta “Profesor Holland” (Stephen Herek, 1995), por citar solo dos, “Los chicos del coro” tiene la magia de ese cine para todas las edades. Un filme que hechiza a través del oído para ir directo al corazón.
Juan Jesús de Cózar