Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,36-38):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Comentario
El título de una película de los años 70 nos puede servir como punto de partida de este comentario. Se llamaba «Network, un mundo implacable» y desnudaba la feroz competencia de la televisión ¡hace cuarenta años! Desde entonces acá, el mundo -no sólo el de los medios de comunicación social- se ha hecho mucho más implacable. En medio de ese entorno laboral y de relaciones sociales hostil y descarnado, Jesús nos propone hoy la compasión como remedio para aliviar el sufrimiento que detectamos a nuestro alrededor. Una mirada compasiva capaz de disculpar, capaz de ponerse en el lugar del otro y derramar amor como un bálsamo sobre las heridas que causamos en los demás con nuestras exigencias inclementes. «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo», que es tanto como decir que la construcción del Reino de Dios en la tierra pasa precisamente por la misericordia con que tratemos al prójimo, porque esa será la medida con que nos traten a nosotros mismos. Desde luego, el mundo será menos implacable si aplicamos aunque sean sólo unas gotitas de compasión.