Manuel Gordillo: «Mi objetivo es ayudar a la sensibilización de la sociedad española en la lucha contra el hambre en los países del Sur»

Manuel Gordillo Moreno
1958 (Bormujos)
Casado, padre, nuevo delegado de Manos Unidas Sevilla
Ingeniero Técnico Agrícola en Explotaciones Agropecuarias por la Escuela de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Cortijo de Cuarto (Universidad de Sevilla). Jubilado

 

Manuel nació en el seno de una familia cristiana “muy implicada con la actividad laical” de la Parroquia Nuestra Señora de la Encarnación, de Bormujos. Para él, “lo más natural era que, durante mi juventud, integrara los grupos de formadores de adultos y de una asociación de jóvenes católicos que puso en marcha nuestro párroco de aquel entonces, D. Antonio Faustero Sarmiento. Quizás porque sentía que tenía la obligación de dedicar algunas tardes a la semana a compartir aquello que se nos había entregado, gratuitamente, con personas que no habían tenido la misma suerte”.

Por su formación cristiana, tanto su esposa Ana como él han intentado transmitir a sus hijos la fe que recibieron de sus padres. “Mis hijos estudiaron en un colegio concertado católico (Santa Teresa de Jesús, en San Juan de Aznalfarache – Sevilla-) para fortalecer sus valores cristianos de respeto, compromiso, esfuerzo, solidaridad y amor al prójimo; y colaborar, dentro de nuestras disponibilidades de tiempo, en aquello que nuestra parroquia necesitaba de nosotros”.

Con este compromiso, desde 2012 a 2014, por necesidades de su hermandad, fue mayordomo de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de los Dolores, de Bormujos. También es hermano de la Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús y Nuestra Señora del Rosario del mismo pueblo del Aljarafe. “Con ambas hermandades colaboro en lo que mi compromiso con Manos Unidas me permite”

Sobre su vinculación con Manos Unidas, Manuel Gordillo reconoce que inició gracias a su mujer. “Me gusta pensar que, también gracias al Espíritu Santo. Mi mujer es la responsable de Manos Unidas de nuestra parroquia y, a través de ella, profundicé en el conocimiento de la magnífica labor que Manos Unidas realiza por los más desfavorecidos en los países del sur”.

Durante su etapa laboral, por falta de disponibilidad de tiempo libre, su relación con Manos Unidas se limitaba a participar en la organización de la campaña en su parroquia y en ayudar a trasladar el material necesario a las distintas entidades colaboradoras de la Vicaría Oeste.

“Una vez jubilado, sentí la necesidad de profundizar en mi compromiso con Manos Unidas. De esta forma me incorporé al equipo de voluntarios de la delegación asumiendo labores de secretario. Desde el primer momento me sentí acogido por la excelente calidad humana de todo el equipo y, rápidamente, me sentí miembro de una gran familia”.

Durante este tiempo en la familia de Manos Unidas, “he ido avanzando en mi compromiso con la organización (soy voluntario, miembro y socio) y en mi formación, en coherencia con mi fe. Este compromiso me llevó a dar el paso de presentarme como candidato a delegado diocesano de Manos Unidas en Sevilla, como acto de servicio a la diócesis y a los más desfavorecidos y en la confianza en que el Espíritu Santo guiará mis pasos”.

Sobre los desafíos de Manos Unidas en Sevilla, Manuel Gordillo afirma que tras la gran labor realizada durante los últimos seis años por su antecesora, María Albendea, “mi objetivo durante mi mandato es tratar de mantener, con humildad, el nivel de compromiso que ha alcanzado Manos Unidas Sevilla. Mi principal preocupación durante mi mandato es dinamizar la Asociación de Miembros e incrementar el número de voluntarios en todas las parroquias para que puedan hacer llegar, en su ámbito, el conocimiento de lo que es Manos Unidas y, así, poder ayudar a la sensibilización de la sociedad española de que la lucha contra el hambre en los países del Sur es necesaria y que, si bien quizás no vayamos a acabar con toda el hambre en el mundo, sí que mediante el apoyo a nuestros proyectos podemos ayudar a grupos concretos de personas para que sean capaces, por sí mismas, de ser responsables de su mejoría material y de su desarrollo espiritual. Al mismo nivel de preocupación está el profundizar en la formación cristiana de miembros y voluntarios de la organización”.