‘Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría’. Así se titula el Mensaje del papa Francisco para la Cuaresma de este año, tomada de una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo (24,12).
En este mensaje el pontífice habla de los “falsos profetas” que, ante acontecimientos dolorosos, engañan a la gente “hasta apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio”. Al respecto, asegura que estos falsos profetas son “como encantadores de serpientes, o sea, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren”.
Entre estas esclavitudes, explica el Papa, se encuentra el placer momentáneo, la ilusión del dinero, el falso remedio de la droga, las relaciones de usar y tirar y las ganancias fáciles pero deshonestas. Ante estos peligros, Francisco advierte que “estamos llamados a discernir y a examinar en nuestro corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas”.
Oración, limosna y ayuno
Continúa su mensaje reflexionando sobre las razones por los que “se apaga la caridad”, que lo achaca a “la avidez por el dinero, raíz de todos los males” y el rechazo de Dios. Esta falta de amor se refleja en la violencia hacia los más débiles –niños no nacidos, ancianos, inmigrantes, empobrecidos…pero también en la creación: “la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia”, denuncia el Papa.
Para salvar este enfriamiento del amor, la Iglesia propone el “dulce remedio” de la oración, la limosna y el ayuno. En primer lugar, dedicar más tiempo a la oración, “hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos, para buscar finalmente el consuelo en Dios”; por otra parte, en cuanto a la limosna, el Obispo de Roma desea que “se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida”; por último, sobre el ayuno comenta que “debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer”.
El Papa finaliza su mensaje invitando a participar en la iniciativa ‘24 horas para el Señor’, celebrada en toda la Iglesia Universal del viernes 9 y el sábado 10 de marzo, y que hace hincapié en celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración eucarística.