Sevilla (1945)
Laico, hermano de Santa Marta
Presidente diocesano de Vida Ascendente
La vinculación de José Luis con la hermandad de Santa Marta, de Sevilla, data de los 60’s. “Me fui integrando poco a poco porque me acogieron perfectamente. Por eso valoro tanto la atención y acogida a los nuevos hermanos. El hermano mayor me dio las llaves y me sirvió de mucho atender a la juventud de entonces. Después he tenido varios cargos como secretario, mayordomo y hermano mayor”.
Santa Marta le llevó a unirse a la Parroquia San Andrés. “Allí he vivido grandes momentos colaborando con los párrocos José Talavera, Manuel Campillo, Jesús Maya y ahora Francisco de los Reyes. También recuerdo al padre Amadeo, una persona extraordinaria a la que quisimos mucho. La historia ha sido muy rica e interesante”, expresa.
Sínodo hispalense de 1973
El sínodo hispalense celebrado en 1973 fue un antes y después en la vida religiosa de José Luis. “El grupo joven de Santa Marta, entonces junta auxiliar, nos reuníamos con don José Talavera, párroco en aquel momento. Hicimos un estudio profundo de los temas del sínodo, fue algo extraordinario. Recuerdo a su impulsor principal, don Antonio Hiraldo Velasco, un sacerdote increíble, con esa capacidad extraordinaria que tenía para todo. Esa experiencia de Iglesia me aportó mucho”.
A nivel personal le edificó profundamente “el esfuerzo comunitario de sacerdotes, religiosos y seglares, en un intento de fidelidad al Vaticano II que acababa de terminar. También fue una respuesta a las necesidades de la Iglesia del momento, se trataba sin duda de una época de cambios. El Vaticano II nos trajo un aire nuevo, renovado y estábamos muy ilusionados. La manera de pensar y de hacer habían cambiado y abordamos muchos temas: del ministerio sacerdotal, de la vida religiosa, del laicado, hermandades y cofradías, organismos diocesanos, fue un programa extraordinario para adaptarnos a la Iglesia de Sevilla a las directrices del Vaticano II”.
Vida Ascendente
José Luis, recientemente elegido presidente diocesano de Vida Ascendente, conoció el movimiento a través del sacerdote Manuel Campillo, párroco en ese entonces de San Andrés. “Me encomendó un grupo de mayores para acompañarlo, entré en el grupo y fue un enamoramiento total. Una manera de estar con personas mayores que buscan formación, culto y oración dentro de un temario que cambia todos los años y que nos sirve para ponernos al día en muchas cosas. También cada persona pueda contar sus experiencias y problemas, para que nos ayudemos unos a otros”.
La comisión diocesana de Vida Ascendente la integran siete miembros junto con el consiliario, Manuel Martínez Alaminos. “En la diócesis unas veinte parroquias han incorporado a sus pastorales los grupos de Vida Ascendente. Había más, pero el COVID hizo que mermara, a muchos familiares les daba miedo que los mayores se juntaran con otros y desparecieron varios grupos, pero estamos intentando organizarlos de nuevo”.
El objetivo de Vida Ascendente es llevar el mensaje evangélico a los mayores y jubilados “para que aporten a la sociedad y a la Iglesia su experiencia y su tiempo disponible. Vida Ascendente nos enseña el arte de envejecer, de seguir siendo útiles, de servir. Estar jubilado del trabajo no es estar jubilado de la vida ni de la fe. Si el tiempo es oro somos millonarios en horas libres y disponibles para los demás”.