Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,29-32):
EN aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús,
y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Comentario
Jonás recibió el encargo de predicar en Nínive (todavía existe la ciudad dentro de Mosul, en el actual y convulso Irak), huyó a Tarsis (tan cerca de nosotros) para esconderse del mandato de Dios, lo tiraron por la borda y pasó tres días en el vientre de la ballena. Luego predicó la destrucción de su ciudad a los ninivitas y de resultas, los movió a su conversión. “Y aquí hay uno que es más que Jonás”, dice Jesús de sí mismo, harto de que le mercadeen con signos y prodigios para convertirse. El Hijo del Hombre recibió el encargo de proclamar el Reino de Dios, aceptó por entero la voluntad del Padre, le dieron muerte de cruz y pasó tres días en el vientre de la tierra. Hasta que resucitó. Jesús es más que los profetas como Jonás. Más que los reyes como Salomón con los que también establece comparación. Más que cualquiera de una “generación perversa” dura de cerviz que no se convierte con su predicación. Muchas veces me da por pensar que a mí -y a ti- también nos buscan para predicar en Nínive.