El milagro de Berna

Vuelve el fútbol. De momento a puerta cerrada. Una buena noticia para los aficionados, pero sobre todo para aquellos que podrán recuperar su trabajo. Porque no hay que olvidar que el deporte rey genera mucho empleo derivado. Y, al menos en nuestro país, contribuye al legítimo entretenimiento de miles de jóvenes y mayores, de hombres y mujeres. 

 

La reapertura de los campos me trajo a la memoria una película alemana de 2003, a la que guardo particular cariño. Se titula “El milagro de Berna”. En España no llegó a estrenarse en salas de cine y pudimos conocerla gracias a la edición del DVD en 2006. En los párrafos siguientes detallo el argumento, que entremezcla hechos reales con una bonita historia de ficción. 

 

Verano de 1954. La Unión Soviética comienza a enviar a casa a los prisioneros alemanes que habían sido capturados durante la Segunda Guerra Mundial. Uno de ellos es el padre de Matthias (Louis Klamroth), un chico de 11 años que vive con su familia en una ciudad minera. Matthias es amigo de Helmut Rahn (Sascha Göpel), que acaba de ser elegido para jugar en la selección alemana fútbol durante el Mundial de Suiza 54. Tenemos así dos tramas paralelas: la familiar y la deportiva. 

 

Por un lado, El Milagro de Berna intenta reflejar la brecha generacional propia de la posguerra, plasmada en la tensión que se produce entre Matthias, un muchacho sensible y apasionado del fútbol, y su padre, destrozado física y psíquicamente tras los años transcurridos en Siberia. Por otro, recrea fielmente un acontecimiento que se demostró clave en la historia de Alemania, anímicamente hundida como nación y políticamente señalada ante el mundo después de la pesadilla nazi: el Mundial del fútbol de 1954 con final en Berna. 

 

En ese paralelismo que establece el filme encontramos otros dos personajes de cualidades extraordinarias: en la ficción, la madre de Matthias (Johanna Gastdorf), mujer delicada y fuerte a la vez, auténtica heroína doméstica y representante de la nueva familia de esa Alemania en reconstrucción; y en el relato histórico, Joseph Herberger (Peter Franke), el mítico entrenador de la selección alemana de fútbol. 

 

“No es una película sobre fútbol, sino para ver cómo fue la Alemania de posguerra”, declaró en su estreno Sönke Wortmann, el director. Exquisitamente ambientada, premiada en varios festivales y ejemplar también como cine pedagógico, “El milagro de Berna” es una cinta que se ve con agrado y se termina con entusiasmo. 

 

Juan Jesús de Cózar

 

 

 

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