Nazaria sale de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados el 16 de junio de 1925. Al mismo tiempo comienza su andadura como Fundadora. Inicia su proyecto al que se unen enseguida diez jóvenes bolivianas. Será la primera Congregación Religiosa fundada en Bolivia. La fundación comienza a tener pie y pronto se extiende en Bolivia, Buenos Aires, Uruguay y por fin España.
Nazaria en sus viajes a España, pasa por Sevilla, ésta era su ciudad a pesar de no haber nacido aquí, y deja huellas:
Primer viaje. Después de 22 años, en 1934, vuelve a España, visita Manresa, lugar donde San Ignacio escribió los Ejercicios Espirituales, pasa por Zaragoza y llega a Sevilla. Se aloja en las Hermanas de la Cruz; visita el colegio del Espíritu Santo, donde se educó; se entrevista con los jesuitas que le ofrecen su ayuda. El P.Cruz se ofrece para la formación de un grupo que sería semillero de nuevas vocaciones para la Cruzada Pontificia.
Nazaria en este viaje conoce a dos jóve
nes sevillanas: Maria Josefa Sangrán y Mª Teresa Salvador. Mas tarde, éstas comunican a Nazaria su viaje a Buenos Aires para asistir al Congreso Eucarístico. El rencuentro con ella y atraídas por su espíritu y misión, hacen que ambas opten por consagrarse al Señor en esta nueva Congregación. Así el 28 de octubre de 1934 las dos primeras españolas, ¡sevillanas! comienzan su postulantado. Mas tarde se unirían a ellas Salud Ramírez también sevillana
Segundo viaje. En 1935 Nazaria vuele a España el 9 de julio y el 15 de agosto se abre la primera casa en Madrid. Durante un tiempo ella y sus religiosas estuvieron protegidas por la Legación Boliviana.
Tercer viaje: Terminada la guerra civil, el 3 de julio de 1939 llega a Gibraltar acompañada de dos religiosas, desde allí viaja a Sevilla.
El párroco de San Pedro, Don José de Vives, en una homilía enalteció las virtudes de Nazaria y vio el momento oportuno para fundar en España. Dijo: “la Iglesia al aprobar el Instituto os abre las puertas para que el Reino se extienda por todo el mundo”
Será esta la última vez que Nazaria pisa la tierra de María Santísima, la tierra de sus primeros sueños, de sus primeras luces y de sus primeras sombras, de sus anhelos misioneros. Pasos que supieron posarse en el suelo para “bajar a la calle”. Gracias por tu vida, por tus risas y tus llantos, gracias por dejarnos señalado un camino, una senda abierta ¡Gracias por tu sí!
Nota relacionada: Fundadora de las Hermanitas de los ancianos desemparados.
